sábado, 25 de septiembre de 2010

Marrón



Marrón


en las manos inhábiles para la caricia,
en lo agreste del alcornoque y la encina,
en el corazón de piedra del lignito,
en la confusión del solitario y el inerme,
en la tinta moribunda de las linotipias,
en el pelaje del animal de las estepas,
en los escaparates de las tiendas de ortopedia,
contra la alegría de aldeanas y juglares.

8 comentarios:

  1. en la espera infinita del bolso de Penélope
    en los párpados de una noche insomne
    y en el polvo incrustado en las fotografías:
    destino congelado.

    Hala, me he dejado llevar (sorry), es que me inspiran mucho tus poemas de los colores...

    Besazo.

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  2. O...
    en un discreto marrón en el maquillaje de una mujer.
    O un jersey de lana calentito en invierno.
    O una chaqueta de pana o pantalón.

    Es un color que me gusta en invierno.

    Besos.

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  3. En el silencio del otoño.
    En un jesei de la infancia que huele a lluvia.
    Un abrazo

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  4. Paloma: me ha encantado ese "dejarte llevar".
    Como sé que te gustan especialmente estos poemas, cuando cuelgo alguno no puedo evitar acordarme de ti.

    Pdta: este es mi correo: me gustaría que me escribieras para comentarte algo.
    al.doria@hotmail.com

    Otro besazo para ti.

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  5. Pues me pondré mi pantalón de pana marrón y mi chaqueta de lana en tu homenaje, Lola.

    Besos.

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  6. Daniel: mientras te contesto, caigo en la cuenta que Paloma, Lola y tú, con vuestros comentarios, habéis completado hermosamente el poema.

    Abrazos.

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  7. Elías, vengo directamente desde la página de Paloma Corrales. Te dejo este comentario, que originalmente dejé allá. Gusto de leerte y de haber venido a conocerte:

    "Poemas marrones que me dejan un dejo ambarino, sepia en la boca, como dulce savia de árbol en otoño, o tal vez como la savia de la nostalgia misma. Hermosos y resumidos como universos concentrados en sí; comprimidos de añoranza y solidificados sobre la base de la ausencia. Trae el otoño estos aires de melancolía y su luz, dorada durante el día, se torna roja y luego marrón antes de expirar el último guiño luminoso del crepúsculo. Me encantaron los dos poemas, aunque tristes y reflexivos (necesito eso hoy). Voy ahora a visitar la casa del poeta. Abrazos y un beso rojo para tí, Paloma."

    Un abrazo ahora para ti, Elías, del color que más te guste.

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  8. Gracias, Pedro, por tu hermosa visita a esta casa.
    Un comentario muy poético, acorde con la intención de esos poemas.

    Otro, también del color que prefieras, para ti.

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