martes, 31 de agosto de 2010

Las diez iguales para hoy

 
Maldita sea mi estampa. Maldigo el día en que se me ocurrió comprarle aquel cupón.

Terrible error porque a partir de aquel momento mi vida se convirtió en un infierno.

No hacía más que poner el pie en la calle, y allí estaba; en cuanto me echaba la vista encima (algo casi inevitable dado que atendía su negocio justo enfrente de mi portal) a través de aquellas horrendas gafas de pasta color caca y cristales de culo de vaso, abandonaba su miserable tabuco y, sin darme tiempo a llegar al coche, se me echaba encima voceándome la suerte con su cantinela insoportable: Las diez iguales para hoy, las diez iguales para hoy, llevo las diez iguales para hoy.

-Hoy te toca, seguro, hoy te toca. Venga hombre, anímate, cómprame uno, cómprame uno, anda -me asaltaba inmisericorde en cuanto acababa el estribillo.

-No -le dije sereno-: hoy las diez iguales te tocan a ti. Puñaladas, concretamente.

En el fondo, y bien pensado, la culpa es de la O.N.C.E., que pone a trabajar a cualquiera sin que pase el preceptivo examen psiquiátrico.


Y porque si hubiera sido un ciego de verdad, de los de toda la vida, de los de bastón y perrito, estoy seguro de que nos hubiéramos ahorrado este disgusto.


Imagen: Julio López Saguar

lunes, 30 de agosto de 2010

Milonga del solitario

Imagen: Eduardo Amorin

Milonga del solitario 
(Atahualpa Yupanqui) 
(Versión de Alfredo Zitarrosa)

 Me gusta de vez en cuando
perderme en un bordoneo,
porque bordoneando veo
que ni yo mesmo me mando.
Las cuerdas van ordenando
el rumbo del pensamiento,
y en el trotecito lento
de una milonga campera
va saliendo campo ajuera,
lo mejor del sentimiento.

Ninguno debe pensar
que vengo en son de revancha:
no es mi culpa si en la cancha
tengo con qué galopiar.
El que me quiera ganar,
ha de traer buen parejero;
yo me quitaré el sombrero,
porque ansí me han enseñao
y me doy por bien pagao
dentrando atrás del primero.

Siempre en voz baja he cantao 

porque gritando no me hallo
–grito al montar a caballo
si en la caña me he bandeao–;
pero tratando un verseao
a'nde se cuenten quebrantos
apenas mi voz levanto
para cantar despacito;
que el que se larga a los gritos
no escucha su propio canto.

Si la muerte traicionera
me acogota a su palenque,
háganme con dos rebenques
la cruz pa' mi cabecera;
si muero en mi madriguera
mirando los horizontes,
no quiero cruces ni aprontes,
ni encargos para el Eterno;
tal vez pasao el invierno
me dé sus flores el monte.

Toda la noche he cantao
con el alma estremecida,
que el canto es la abierta herida
de un sentimiento sagrao;
a naide tengo a mi lao
porque no busco piedad,
disprecio la caridad
por la vergüenza que encierra;
soy como el lión de la sierra,
vivo y muero en soledad.







domingo, 29 de agosto de 2010

Serpientes de agua



7. Megástenes me ha hecho saber que, en el Mar Índico, vive un pez invisible en vida, quizá porque habita en las profundidades, pero que sube a la superficie a su muerte. Quien lo toque se desmaya en un primer momento, para morir a continuación.
Si alguien pone el pie encima de una serpiente acuática, aunque no reciba ninguna mordedura, pierde la vida sin remedio, según afirma Apolodoro en su obra Acerca de animales venenosos, porque sostiene que con el mero contacto se produce la corrupción; por cierto, que a quien trata de curar o de cuidar al moribundo, sea como sea, le salen llagas en las manos, tan sólo por haber tocado a quien pisó una de esas serpientes. Aristóxeno narra que, cierta vez, un hombre dio muerte a una víbora con la mano y, a pesar de no haber recibido ninguna mordedura, perdió la vida; también agrega que la túnica que ese hombre vestía al matar al reptil se pudrió al cabo de poco tiempo.

Claudio Eliano
De natura animalium, Libro VIII

sábado, 28 de agosto de 2010

4 aforismos




El día en que no devolviste aquella sonrisa fue el primero de tu decadencia.

El argumento del cretino lleva siempre en sus palabras la semilla de lo falso.

El erotismo es a la lujuria lo que la guinda al pastel:
un refinamiento delicioso.

Cuando te obligan a elegir una dirección, una de tus dos mitades se queda sin destino.







Coda: La chica de la sonrisa es Alba, mi hija pequeña.
La fotografía es de Julio Paniagua Jiménez.

viernes, 27 de agosto de 2010

El algodón no engaña (8)

¿Qué tal? Muy bien con Okal.




Siempre igual, siempre igual, siempre igual,
Cerveza El Áaaaaguila, siempre igual.
Águila siempre fresquita, con su sabor tradicional.
Cerveza El Águila, siempre igual.

jueves, 26 de agosto de 2010

Los hermanos, una historia bíblica

 
Los hermanos

He cometido el gran error de mi vida al ceder mis derechos de primogenitura a este hermano que detesto por un mísero y repelente plato de legumbres.

Yo, que abomino de las lentejas.

Pero eso es lo que tiene dejarse llevar por el acaloramiento, la envidia y el orgullo.

Bueno, y el hambre.

miércoles, 25 de agosto de 2010

Zánganos



9. Nacido entre las abejas, el zángano se esconde de día en el panal, pero por la noche, cuando las abejas reposan, invade el terreno en que ellas trabajan y se comporta como un vándalo en la colmena. La mayoría de las abejas duermen, por el mucho cansancio que experimentan, pero algunas montan guardia, de modo que cuando observan lo que ocurre, apresan al bandido, le dan una paliza más o menos leve y lo echan fueran de la colmena. Pero los zánganos no se corrigen ni siquiera de esta forma, ya que son holgazanes y glotones por naturaleza, es decir, doblemente desdeñables. El zángano escapa del panal y se esconde; más tarde, cuando las obreras vuelan en busca de alimentos, entra en la colmena y se aprovecha del tesoro dulcísimo para saciar su gula. Cuando las obreras regresan de sus tareas y ven a los zánganos entregados al pillaje, ya no se muestran condescendientes, sino que atacan con toda agresividad y ponen fin a la vida del inútil, que paga con su último aliento la voracidad sin límites, haciéndose pasible de una pena que nadie osaría considerar excesiva.
Esto cuentan los apicultores y yo creo en su palabra.

Claudio Eliano
De natura animalium, Libro I

martes, 24 de agosto de 2010

Guión



“Si hubiera sabido que hablaba tanto, no habría sobrevivido al ataque”.

Sir Wilfrid (Charles Laughton) a su enfermera, la señorita Plimsoll (Elsa Lanchester), en la primera escena de Testigo de cargo, de Billy Wilder.




“Para mí es una sorpresa que los sombreros femeninos no provoquen más asesinatos”.

Sir Wilfrid (Charles Laughton) a Leonard Vole (Tyrone Power) en la misma película.





Coda: Como curiosidad añadida, decir que Elsa Lanchester era en la vida real la mujer de... ¡Charles Laughton!

lunes, 23 de agosto de 2010

Una carta de hace un siglo



Bruce Frederick Cummings fue un naturalista y escritor inglés de principios del siglo XX. Atormentado e infeliz, frecuentemente enfermo, a la edad de 13 años y con el seudónimo de W.N.P. Barbellion, empezó a escribir un diario que cerró el día 21 de octubre de 1917 con esta escueta nota: "No me soporto".
Con el título de El diario de un hombre decepcionado y prologado por un texto de H.G. Wells donde da cuenta de su excelencia, fue publicado en 1919, poco antes de que el autor muriera de esclerosis múltiple a la edad de 30 años.

En sus páginas he encontrado, entre tantas otras, la siguiente joya:

5 de marzo de 1911

De una dama soltera a otra (auténtica)

Querida hermana:

Ya sé que esperabas noticias mías, pero he tenido dos inflamaciones de los ojos en tres semanas, así que pensé que sería mejor que me viera el médico y me ha dicho que es un catarro de los ojos y de la tráquea. Hago inhalaciones, tomo pastillas y medicinas. Lamentarás saber que han llevado a Leonora Mims a un sanatorio, tiene difteria, nos dijeron ayer que está mejor, pobre señora Mims, que está casi inválida, tiene que andar con un bastón, me parece que ya sabes que han tenido que quitarle un pecho, tienen una criada porque no puede hacer nada, la vieja señora Pint tiene ochenta y siete años por eso creo que también tienen muchos líos, Fred Mims acaba de casarse…
La pobre anciana señora Seemsoe sigue igual, no reconoce a nadie pero habla, la enfermera le puso una uva en la boca pero ella no sabía qué hacer con ella, me parece muy triste. Se la llevaron unos quince días antes de Pascua. Por favor, dime si va bien para la ropa poner media onza de ácido fénico en media pinta de agua de rosas. Los dos niños pequeños de Harry Gammon tienen el sarampión, la pobre Maisie se ha ido con su tía Susan, el pobre viejo Joe Gammon dicen que tiene muy poco que dejar, no sabemos de dónde saca el dinero Robert. Me parece que ya sabes que Tom Sagg se ha casado con otra de las hijas de Ned Smith y dicen que estas chicas Smith son unas amas de casa buenísimas, y esta chica con la que se ha casado Tom Sagg se ha hecho toda la ropa. La señora Wilkins, la mujer del carnicero, va a tener un niño después de quince años, nuestro vicario ha estado en cama con un absceso, el otro día nos habló de su hermano, dice que son dos hermanos que se quieren mucho. Tenemos tres casos muy tristes de hombres enfermos en el pueblo. Teníamos cuatro, pero uno de ellos se murió de cáncer.

Tu hermana que te quiere, Amy.
Voilà!


El diario de un hombre decepcionado
W.N.P. Barbellion



viernes, 20 de agosto de 2010

Oliva



Oliva

en la concha del molusco del acantilado,
en el desamparo de las herramientas sin uso,
en la tragedia del mutilado y el impotente,
en el estrépito antiguo de las migraciones,
en la alegría del paraguas que besa la lluvia,
en la triple raíz del granito,
en el sosiego de la palmera y el nenúfar,
con la soberbia del ignorante.

jueves, 19 de agosto de 2010

El afiladoooor


Para Antón Castro

Tengo un recuerdo muy preciso de la infancia: es una tarde de verano y, después de la escaramuza de la siesta -mi madre batallando para que la durmiera, yo intentando no claudicar-, estoy sentado en el umbral de la puerta comiendo pipas de melón saladas, llevo un pantalón corto de color gris, zapatillas de lona azul, el torso desnudo. Serán las cinco o cinco y media, y el calor se pega a los colores de las casas haciéndoles palidecer.

En ese momento, mientras espero a mis amigos de entonces -Tasio, Manolo, Anacleto…-, pasa un afilador (una vez me dijeron que casi todos los afiladores eran gallegos) arrastrando su bicicleta y silbando una melodía con el chiflo de caña, voceando su oficio; él me mira con sus ojos oscuros y yo, con un gesto que pretendo amable y amistoso, le ofrezco el cucurucho de las pipas.

Pasa sin detenerse, ignorándome, y aquella música me parece entonces la más triste del mundo. Mi madre me pregunta qué me pasa cuando entro en casa llorando y yo no sé qué contestar. Sólo lloro.

Al rato vinieron mis amigos a buscarme, pero ya no quise salir esa tarde.

Ahora adoro la siesta, aunque a veces, durante la misma, sueño lo que cuento en esta página y despierto con los ojos turbios.

miércoles, 18 de agosto de 2010

Prospectos y calcetines

Prospecto. Libelo farmacéutico y dañino (y esto no es contradictorio, aunque lo parezca), redactado de modo tal que resulte incomprensible para el común de los mortales.
Si alguien consigue descifrar alguno de estos atentados lingüísticos -perpretados por criminales amanuenses a sueldo y sin escrúpulos de conciencia, como sicarios de las palabras- desde el principio hasta el final (aunque no he conocido a nadie capaz de semejante proeza), lo más probable es que no se cure del mal que lo aflige y atormenta.
Antes al contrario -más si el hipotético lector de semejante engendro es un poco aprensivo-, existe la posibilidad cierta de que también empiece a experimentar desarreglos psíquicos que hasta ese momento no padecía.
Existe un subgénero en el ramo de electrodomésticos e informática que tampoco es manco en la consecución del daño.



Calcetín. Estrafalaria prenda textil que, en número de dos, y junto al calzoncillo, es la más sufrida y denostada de cuantas de común viste el hombre.
Tendente a acumular olores y efluvios naturales que ofenden a los exquisitos del olfato, esos simples, suelen acabar su triste existencia hechos un gurruño en cualquier vertedero a la más atroz de las intemperies.
Fig: Capucha del pie.

martes, 17 de agosto de 2010

Poemas plagiados (3)



Sintaxis, la bella (40)

Jerseys para niños de lana.

Camas para matrimonio de bronce.

Sillas para niños plegables.

(Anuncios comerciales tomados del periódico Clarín de Buenos Aires)



El bienaventurado (78)

Por corregir los Diez Mandamientos.

Por embellecer a Poncio Pilato y ponerle una cinta en el sombrero.

Por reemplumar y dorar el ala derecha del Ángel de la Guardia.

Por renovar el cielo, pintar y ajustar las estrellas y limpiar la luna.

Por avivar las llamas del Purgatorio y restaurar almas.

Por volver a encender el fuego del infierno, poner una cola al Diablo, componer su pezuña y hacer varias menudencias a los condenados.

Por poner un Cardenal y varios arañazos al hijo de Tobías y limpiar su saco de viaje.

Por limpiar las orejas a la burra de Balán y herrarla.

Por remendar la camisa al hijo de Tobías.

Por poner una piedra nueva a la honda de David, manchar la cabeza de Goliat y alargarle las piernas.

(Texto de la factura que un pintor conocido por Potriquín pasó al cura de Corullón -España- por restaurar santos e imágenes de la Iglesia de Villafranca del Bierzo en 1931 y por lo que cobró la suma de 314 pesetas)

Esteban Peicovich

domingo, 15 de agosto de 2010

Papúes



PAPÚES
(Canción de amor)


El mar se muda en turquesa
y se eclipsa el sol en su piel.

Cuando regresa mi amor
con la fruta bajo el brazo,
el seno erguido en el aire,
hasta el arrecife tiembla.


Imagen: Eric Lafforgue

sábado, 14 de agosto de 2010

Gemelas



Me acuerdo de aquellas dos gemelas del instituto.
Nunca supe de cuál estaba enamorado.


Imagen: Diane Arbus

viernes, 13 de agosto de 2010

3 epigramas jocosos



A una mujer escuálida

Yace en esta losa dura
una mujer tan delgada
que en la vaina de una espada
se trajo a la sepultura.
Aquí el huésped notifique
dura punta o polvo leve,
que al pasar no se la lleve,
o al pisarla, no se pique.


Job

A Job el diablo tentó
con tanta solicitud,
que los bienes, la salud
y los hijos le quitó.
Más no pudiendo vencer
su virtud, por inquietarle,
trató de desesperarle
y le dejó... la mujer.

Magdalena

Magdalena me picó
con un alfiler un dedo;
díjele: Picado quedo;
pero ya lo estaba yo.
Rióse, y con su cordura
acudió al remedio presto:
chupóme el dedo, y con esto
sané de la picadura.

jueves, 12 de agosto de 2010

Revisión



Revisión
Te han hecho análisis de sangre, de orina, radiografías, resonancias varias, un TAC…
Alergólogos, cardiópatas, dietistas, neurocirujanos…
Hasta el proctólogo -humillante experiencia- ha hurgado risueño en tus partes más íntimas, que no nobles.
Todos los parámetros normales, centrados dentro de los límites.
Que no tienes nada, te dice el de cabecera, que estás como un roble.
Que nunca, en sus años de ejercicio, había visto cosa igual en persona de tu edad.
Sin embargo, a ti te sigue doliendo.
¿O es que los árboles no sufren?

miércoles, 11 de agosto de 2010

Cementerio Alemán (7)



CEMENTERIO ALEMÁN
(DEUTSCHER SOLDATENFRIEDHOF - YUSTE)

Para Mª Christine del Castillo y Abelardo Linares


Este claro del bosque los congrega:
bajo cruces sencillas, bajo nombres difíciles,
soldados alemanes de dos guerras
con idioma de muerte se cuentan sus hazañas.
Pero las cuentan en silencio,
porque su idioma es el de la nada,
el de los despojos, el de la derrota
que también aguarda a los victoriosos.
Un silencio más fuerte que la luz del paisaje
une su meditar al rumor de las ramas,
al olor del espliego,
al recóndito huir de los lagartos.
Frente a ese silencio, alzándose,
está la juventud de vuestras fechas,
grabadas como un grito sobre el gris de las cruces.
Alguien reunió vuestras distintas muertes:
el náufrago, el aviador caído,
el que sufrió la agonía de los hospitales,
y ahora, paseando entre tumbas,
me pregunto si acaso fuisteis héroes
o soldados anónimos perdidos
en lo intenso y absurdo de una guerra.
Porque debajo de este césped
están los veinte años de Rudolf Tanzbeger
y el uniforme ensangrentado y roto de Hanz Farber
y Lothar Kloos y su quieta sonrisa.
Franz Wilhem Kuhlmann,
¿sabes por qué moriste?,
¿qué llevaba a la muerte
a estos que ahora están contigo?
¿Conocías los olivos que te velan,
retorcidas antorchas apagadas?
El azar -otro azar- os ha reunido
a la sombra -otra sombra-
de bicéfalas águilas, de toisones de oro.
Os hicieron luchar por un imperio:
seguís muriendo sucesivamente
bajo los árboles donde un Emperador
cambió sus sueños por relojes y misas.

No quiero detenerme en vuestros nombres:
que los diga de nuevo la luz que ahora declina,
la noche, que los sabe de memoria,
y los que os reconocen doblemente extranjeros:
en la tierra sin pausa de la muerte,
en la remota tierra de un país imprevisto.

Juan Lamillar
(Las lecciones del tiempo)



Imagen: Sara Bernuy

martes, 10 de agosto de 2010

Pájaro de las indecisiones (2)



Nace el pájaro de las indecisiones de las entrañas de los espejos y se alimenta de la reflexión y refracción de la luz. Su vuelo es el inicio de toda cristalografía, y su canto filosóficamente pertenece a la exaltación emblemática del yo. Esta ave suele volver de vez en cuando a su espejo de origen, en el que se sumerge y del que obtiene su alimento, amarillentas imágenes de adolescentes perdidos en la búsqueda de su identidad. Y ovan en los brazos de los narcisos y las ofelias que navegan en los ríos de siempre.
Rafael Pérez Estrada

lunes, 9 de agosto de 2010

Consulta



-Otra vez esas horribles pesadillas, doctor. Cada mañana me cruzo con mi vecino del quinto, y sólo veo sus horribles cicatrices, sus zapatones de muerto, sus movimientos pastosos, el letrero en el buzón con ese nombre tan extraño.
Y en la escalera, cuando marcho al trabajo justo antes del alba, todos los días tropiezo con un tipo que nadie conoce en el bloque, pálido como un cirio, con una capa negra sobre los hombros y unas gotitas púrpura en las comisuras que pasa veloz y angustiado camino del sótano sin ni siquiera saludar.

-Deje de leer esos libros, hombre de dios, deje de leer esos libros antes de dormirse; que ya no sé cómo decírselo.



domingo, 8 de agosto de 2010

Visto por ahí


Cosmética


Tecnología punta



Menú

sábado, 7 de agosto de 2010

Colillas y novelas



Me acuerdo de cuando se recogían las colillas por la calle y se fabricaban con ellas nuevos cigarrillos.





Me acuerdo de don Tomás -jamás consintió que le apeáramos el tratamiento-, arisco propietario de una papelería donde se cambiaban o alquilaban tebeos y novelas policíacas y del oeste a dos reales y a peseta respectivamente.

viernes, 6 de agosto de 2010

Un poema del estío para mis amigos



Va a hacer ahora un año que, con este mismo título de la entrada, encabecé un correo que envié a todos los amigos que figuraban en mi libreta de direcciones.

De entonces acá, ese listado de amigos ha seguido creciendo (con alguna baja muy dolorosa), en buena parte gracias a este blog.

Por eso he pensado en volver a enviar este poema, que tiene ya más de veinte años, y del que me gusta pensar -perdonadme el atrevimiento- que no ha perdido vigencia.


Visión de agosto

cuaja lo cálido al perfil
angosto de los frutales

como invitación al sueño,
una música de élitros

porta el aire un sabor a agua
remota, como de noviembre


Elías Moro
(Contrabando, ERE; 1987)

jueves, 5 de agosto de 2010

En el bar



Conocí una vez un bar -“La Luna”- que, como el hermoso satélite, sólo abría de noche.

Tipos turbios, oscuros, solitarios mareando la copa, amargados recreándose en sus penas, cazadores inhábiles al acecho de mujeres con la guardia baja, mirones tacaños…

Con semejante clientela, no me extraña que acabara cerrando al poco tiempo, tras tres o cuatro lunas como mucho, calculo yo.

miércoles, 4 de agosto de 2010

Paisanaje (12) Cecilio



Sí, hombre, prontito se la ibas a pegar tú al “Roy” en materia de joyas y abalorios. Pues menudo lince era: tenía una vista y un olfato pa los metales y las aleaciones, que ni los podencos con los cochinos jabalines que se ocultan entre las jaras. Y que no se casaba con nadie. Siempre con la verdad por delante y sin pensar en las consecuencias.
-Que la mentira tiene las patas mu cortas y se pilla antes a un mentiroso que a un cojo. Y, amás, qu´es pecao -filosofaba como un Séneca mesetario y místico.

Algún casorio, con el cura, el restaurante y el fotógrafo ya apalabraos por los tortolitos rompió sin querer porque la novia, en un arranque de sentido común y desconfiando de la largueza del galán, y maliciando que se la quería llevar al huerto antes de tiempo con el regalito, le llevaba el anillo de compromiso pa que le echase un vistazo y aquilatara la pieza.
-¿De qué dices que te ha dicho el maromo que es? ¿De oro blanco? Será del que cagó el moro, porque esto es una mierda pinchá en un palo, díselo de mi parte. Alpaca bañá en estaño y va que se mata. Cuarenta o cincuenta duros, sesenta como mucho, de ahí no subo, le habrá costao la alhaja al pollo. Y esto, tirando por lo alto -le espetaba sin compasión el orfebre a la futura, que acogía el diagnóstico convertida en un mar de lágrimas. A tomar por culo la boda.

¿Y cuándo le impusieron en acto solemne, con todas las fuerzas vivas de la villa presentes, la insignia de oro y brillantes del Club de Fútbol (Suerte y gloria a sus guerreros, empezaba la letra del himno) a don Amancio? Ahí sí que se lió una buena. En cuanto el “Roy” le plantó el ojo encima y tanteó la baratija, no se guardó su opinión, no, faltaría más:
-Latón esmaltao y, a riesgo de pillarme los deos en el diagnóstico, cristal de esvarosqui como mucho, don Amancio. Le han engañao como a un chino. Qué poca vergüenza, con lo que ha hecho usté por el clú -sentenció solidario dándole palmaditas de consuelo en la espalda mientras a don Amancio se le ponían como sarmientos las venas del cuello y las sienes por el creciente mosqueo. La cagamos, tía Paca.

Como sería la cosa de chunga que la directiva se dividió en dos bandos irreconciliables de por vida. Desde entonces, los partidos ligueros (con los jugadores sin dar ni una, descentraos de mala manera por el escándalo de la joya) se contaron por derrotas con goleada, con sus terribles y fatales consecuencias: el despeñe sin freno en la tabla clasificatoria y la más negra sombra amenazando el descenso desde la Tercera División, adonde se había ascendido con tanto esfuerzo y sacrificio la temporada anterior, al pantano cenagoso y putrefacto de la Regional Preferente. Pero a toa leche, cuesta abajo y con viento de treinta nudos en la popa.

Fueraparte del tema de los metales nobles, que no pasaba de ser un hobby para él, el "Roy" era mu apañao pa sus cosas, mu responsable en su trabajo cotidiano en la fragua, y por el que había alcanzado justa fama en la comarca: las mulas pardas de por aquí (la madre que las parió, mira que son brutas y cabezonas) le temían más que a una vara verde. En cuanto el mozo les largaba el ronzal y enfilaba calle abajo con ellas (“Iiiaaa, muuula”, las arreaba el gañán con su sonsonete cansino) y oían el repiqueteo del martillo contra el yunque, las pobres mulas, o los burros, o los caballos, que p´al caso es lo mismo, se echaban a temblar. Pero que iban cagaos de miedo se notaba a la legua: esas orejas gachas, ese paso cansino e inseguro, ese mirar resignao ante lo que sabían inevitable… El cambio periódico de herraduras era un amargo trago para las pobres bestias.

Había desarrollao el “Roy” una técnica infalible para ese cometido concreto. Si el ganao colaboraba, no había problema: te quito las viejas, te pongo las nuevas, palmadita en el lomo, un terroncito de premio, y adiós mu buenas, hasta la próxima. Ahora bien; si el animal, receloso y cobardón, reculaba y tiraba p´atrás la cosa tomaba mal cariz para él: al primer aspaviento fuera de sitio (coceo, relincho, rabotazo…), echaba mano de un martillo chiquinino, pero matón: un arma letal que se había fabricado él mismo con cachos sobrantes de hierro, con recortes de obra, como si dijéramos, y que a simple vista parecía casi de juguete, inofensivo, uno más entre tantos: su mango de madera basta, su parte roma por un lado, su puntita por el otro... Pero qué punta, amigos míos, qué punta: cabrona e hijaputa como aguja hipodérmica en culito de bebé.

En cuanto alguno de los equinos (por lo común, machos engreíos y resabiaos, que las hembras son más listas, pero de lejos) se plantaba desafiante, saboteando la labor y como diciendo “aquí estoy, “Roy”, por mi verga que hoy sudas sangre pa cambiarme el calzao como que me llamo “Tropezón”, el herrero, sin prisa, cachazudo, tomándose su tiempo, le pegaba una lenta y profunda calá al caldo de gallina y agarraba la herramienta citada. Le endiñaba un golpecito con el martillo en las ijadas, casi una caricia, por el lado de la punta, y oye, mano de santo, el bálsamo de Fierabrás, el descubrimiento de la penicilina. Si no lo veo no lo creo; ni el cloroformo, tú. Chacho, qué eficacia en el golpeo, qué maestría y precisión en el toque, qué delicadeza en la ejecución… Es que no fallaba ni una el tío. Tenía pillao el sitio exacto, ese que en el argot se conoce como “el punto gatillo”. Parecía un acupuntor chino de los de trenza lacia a media espalda y sonrisilla perenne y desdentada: pum, medicina, "y venga, al tajo, que pa luego es tarde”.
Al animalico se le enturbiaban los ojos de repente (tal que a punto del llanto), y tras la terapia se quedaba achaparrao, sin ganas de na, como jarto de alfalfa, más suave que guante de raso y sostén de encaje en manos y busto de damisela.
Y cómo resonaban las herraduras nuevas en el empedrao de la plaza camino de vuelta al establo.

Lo que también le salían de puta madre eran las rejas. Lo mejor de todo, la especialidá de la casa: las rejas más bonitas que veas en el pueblo, todas, sin faltar ni una, de la industria del “Roy”. No falla. La lista de espera era de seis meses mínimo: de ahí pa arriba. Por no hablar de las tomas del agua, las tapas de alcantarilla, los bancos callejeros o las farolas de la plaza, labores de forja como salidas de mano de orfebre más que de fragua de herrero: qué relieves en los frontispicios, qué armonía y elegancia en los motivos, qué curvas gaudinianas, que sutil sinfonía de remaches y soldaduras… Ya ves tú la tontería: una tapa de alcantarilla, una farola, un banco. Que la pisas y la meas mil veces, o le plantas el culo encima, y no le echas cuenta.
-Pues sí, se ufanaba el “Roy” aceptando orgulloso el halago del interlocutor de turno. Que lo bien hecho, bien parece, y hasta lo más humilde requiere de su cariño, de su paciencia y dedicación. Y que cuesta más hacerlo mal, coño -remataba el artífice.

Trompeta aficionao (de ahí lo de “Roy”; por Roy Etzel, un trompetista cojonudo del que era su más fanático seguidor. ¿No caéis? Sí, hombre: Il silenzio, Melancolía, Goldfinger, el tema de Lara de la peli del Doctor Zhivago… Piezas toas magistrales de la música popular, seguro que las habéis bailao en más de una ocasión, no me digáis que no), los gallos y el sacristán le tenían inquina por competencia desleal, que cuando querían ponerse al kikirikeo, o a tocar el badajo de la campana mayor llamando a la primera misa, el “Roy”, madrugador como pocos, miembro de honor de la cofradía de los insomnes, ya se había encargado de despertar al personal con sus penosos ensayos matutinos.

Que para que hubiera concordia en el pueblo hubo que decirle que ya estaba bien y robarle tres trompetas hasta que desistió de la murga.

Por otra parte, que se jodan los putos gallos. ¿Habrá bicho más cabrón?

Y del sacristán… Del sacristán mejor no hablar, que nos tiene contentos.

martes, 3 de agosto de 2010

Un poema de lejos (Australia)



Geografía e historia
(otras formas de vida)


esa es una tierra extraña:
hay tal cantidad de endemismos
faunísticos, que uno se diría a veces
en un museo de ciencia natural:
ornitorrincos, koalas, dingos,
canguros, lobos marsupiales

todos los años se mata
-qué dirían los tuareg-
un cupo milenario de camellos
y sus aborígenes poseen un artilugio
de propiedades casi mágicas:
el bumerang, arma de madera
mitad pájaro, mitad perro
-por lo fiel a su dueño-

pero esto no es tan extraño
si tenemos en cuenta
que las tres cuartas partes
de tan enorme país
son tierras completamente desérticas,
y que en 1788, empezando
en la bahía de Port Jackson -hoy Sidney-,
fue colonizada por ladrones y asesinos,
lo que se dice gente sin escrúpulos

Australia, en dirección al Antártico,
está separada de la isla de Tasmania
por el estrecho de Bass,
donde se dan la mano dos océanos


Elías Moro
(La tabla del 3 )



lunes, 2 de agosto de 2010

Un calendario (Agosto)

Agosto
Con los mosquitos llega la voz de Quintilio en el duermevela. Soy Quintilio, ¿te acuerdas de mí? Puede que sí, puede que no, susurro yo. Eras pequeño, dice Quintilio, y viniste a verme con tu padre. Yo me ahorqué de una viga porque no podía soportar la vergüenza. Tu padre me golpeó con el hombro, comencé a balancearme y tú dijiste: balancín, balanzán, balancín, balanzán. ¿Qué año era?, pregunto yo. Era el cincuenta, dice el mosquito, tzszszszs, ¿no te acuerdas?





Agosto
Con le zanzare arriba la voce di Quintilio nel dormiveglia. Sono Quintilio, ti ricordi di me? Forse sì, forse no, sussurro io. Eri piccolo, dice Quintilio, e venisti a vedermi con tuo padre. Io mi impiccai alla trave, perché non potevo sopportare la vergogna. Tuo padre mi urtò con una spalla, io cominciai a dondolare e tu dicesti: dondolín, dondolón, dondolín, dondolón. Che anno era?, chiedo io. Era il cinquanta, dice la zanzara, zzzz, ti ridordi?


Antonio Tabucchi

domingo, 1 de agosto de 2010

Medallas de Extremadura, o el sostenella y no enmendalla



La escasez de generosidad, o de memoria, o de vergüenza de quienes conceden todos los años las Medallas de Extremadura (el Presidente de la Junta y su Consejo de Gobierno), ha vuelto a ponerse de manifiesto por segundo año consecutivo. Sin desmerecer en absoluto a los que han sido distinguidos este año -vaya por delante mi enhorabuena a todos ellos-, la no concesión de la misma a título póstumo, tampoco en esta ocasión, a Ángel Campos Pámpano, echa paladas de tierra encima de tanta palabrería hueca acerca de la hermandad con Portugal, tanta Delegación de Extremadura en Lisboa, tanto Gabinete de Iniciativas Transfronterizas, tanto Ágora…

Porque si hubo alguien que trabajó en el terreno de la cultura para ese acercamiento y comprensión entre Extremadura y Portugal, ése fue Ángel Campos Pámpano.

Y no sólo en relación con Portugal: sus años como presidente de la AEEX, la creación y mantenimiento de las siete Aulas Literarias de nuestra Comunidad (envidia y asombro de muchos de los escritores invitados a ellas), el empeño y apoyo, junto con Fernando Tomás Pérez -otro añorado hombre de cultura- y la AUPEX, en poner en marcha los Talleres Literarios que proliferan en muchas localidades de la región, su propia labor como excelente poeta y traductor, su magisterio como profesor de tantas promociones de alumnos…

Nada de esto ha sido tenido en cuenta; dos consejeras de Cultura después de su muerte han sido incapaces de mostrar un poco de reconocimiento y sensibilidad hacia su obra y su figura. Obra y figura que, sin duda, sobrevivirán en la memoria de las personas de bien bastante más tiempo que la de estos políticos que ¿nos representan?

Desde luego, en este caso, y a quien esto suscribe, no.

Gracias
Álvaro, gracias Miguel Ángel, por mostrar también de manera decidida -y en primer lugar- esta misma indignación -y pena, y estupor, y descreimiento- que ahora mismo me embarga.


Imagen: Laura Covarsí