viernes, 23 de diciembre de 2016

Cerrado por vacaciones


Pues eso, que cerca ya de los siete años de la creación de este blog, con entradas casi a diario, me tomo un descanso, un respiro, un, como decía el anuncio, kit-kat.
Ya volveré un día de estos, aún no sé cuando. Pero, en todo caso, no creo que antes del año nuevo.
Adiós;  adéu;  agur; adeus...

Sed felices, hacedme el favor.

jueves, 22 de diciembre de 2016

"La falta de rigor" (22)

 
Según los verbos, los almaceneros almacenan, los pintores pintan, los abogados abogan, los asesinos asesinan, los cantores cantan, los amantes aman y los vivos viven. Sin embargo, los niños no niñan ni los ladrones ladran. Y los muertos no mueren.

(Inevitable reflexión ante los verbos que no verban).
 
Esteban Peicovich

miércoles, 21 de diciembre de 2016

"Bodeguilla Marcelino"

 
 
Pues nada, que ayer, en mi deambular, me topé con esto y me produjo una especie de ternura esa conjunción de diminutivos en la razón social del negocio y el también mínimo cartel anunciando la función de ballet.

martes, 20 de diciembre de 2016

Atenuantes


¿Qué pensará de sí misma la palabra asesinato? ¿Se declarará inocente? ¿Se aplicará atenuantes? ¿Se concederá un indulto?

Foto: Weegee

lunes, 19 de diciembre de 2016

"Me acuerdo" (Fernando Clemente)



Me acuerdo de los olores de mi calle.

Mi calle olía a tierra mojada y árbol gateado, a uva vendimiada, a leche salpicada de vaca, a excremento de mulo, a zaguán fresco y recién pintado por julio, a procesión de melones agujereados e iluminados, a piara de cabras, a las flores de María por mayo, a estiércol acarreado, a pan caliente de carro con burro (“dame dos telerinas”), a sangre de guarro chamuscado y abierto en canal, a pelonas y carámbanos, a noches de verano de picadillo y melocotón, a colonia de domingo repeinado, a bodas de mañana y entierros por la tarde, a chaquetía, a esportones de paja, a novios acurrucados en el umbral de la madrugada, a desafíos y porfías... Por mi calle pasaba la vida sin cosméticos ni bisutería, montada en el pescante de un remolque tirado por una yunta de mulas.

Me acuerdo de los trenes que, siendo niño, me llevaban con mi familia a Bretaña -mi otra patria-, donde la lluvia es perfecta.

Me acuerdo, vivamente, de la primera película que vi: Siete pistolas para Timothy.

Me acuerdo de los buenos profesores que tuve en los jesuitas y en Salamanca (Dávalos, Ángel Calle, Iniesta, Montanero, Jáuregui, Ballestar, don Luis, Laureano, Heras...)

Me acuerdo del Libro de arena de Borges y no me acuerdo de cómo lo perdí en la arena de una playa del Loire-Atlantique.

Me acuerdo de la primera vez que vi a Itziar (lucía sombrero negro de ala ancha): fue en el Rivendel de Salamanca... en una foto.

Me acuerdo de muchos septiembres de mi vida, pero me acuerdo del último más que de ningún otro, y no por ser el último sino por ser el más contundente, el más claro. Septiembre de la muerte y de la vida, septiembre de mi padre, septiembre de Edurne.

Me acuerdo del tiempo perdido.

Me acuerdo de Bogotá -la inmensa y caótica Bogotá- y de todo cuanto vi, me enseñaron o descubrí. Me acuerdo de Marina y su agua panelita, del tinto (que allá no es vino sino “¿café, amorcito?”), de Julia, de la noche que llegamos y de los militares armados que nos recibieron, de Walter y sus discos de vinilo y su licor y su americana elocuencia, de Clarita Inés, de la carretera de Medellín, de Dilia, de la miseria y la opulencia, de Jairo, de la ansiedad del primer día y las lágrimas del último.

Me acuerdo, cómo no, de lo inconfesable.

sábado, 17 de diciembre de 2016

Predilecto (Melero)


El tipo sonriente de la foto, el que no lleva bufanda, el que sí lleva gafas, el de los brazos cruzados al que se le adivina el talento y se le transparenta la alegría es José Luis Melero. Y hoy cumple sesenta años y quiero felicitarle desde aquí.

Desde que lo conozco, desde que me distingue con su cariño y amistad sé que mi vida es mejor.
Hace poco fue nombrado Hijo Predilecto de Zaragoza, la ciudad por la que siente pasión (extensible a todo Aragón) y por la que tanto ha trabajado desde su faceta de escritor, bibliófilo, estudioso de la jota, creador de Rolde, etc.
Por todas estas cosas -y por tantas otras- siento inmenso afecto por este hijo predilecto. (Esta última frase ha quedado algo ripiosa pero ha sido, como decimos por aquí, "a propio intento").

Grandísimo abrazo, amigo.
Sé feliz.

La foto nos la hizo nuestro querido Jesús Marchamalo en la Librería Alberti de Madrid hace ya unos añicos (pocos).

viernes, 16 de diciembre de 2016

Maquinar


A saber qué maldad andará maquinando ese que siempre camina tan solo.

jueves, 15 de diciembre de 2016

Escaparates (2)



Me acuerdo del asco que me daban (y aún hoy no puedo evitar un repelús cuando paso ante ellos) los escaparates de las tiendas de ortopedia.

miércoles, 14 de diciembre de 2016

Como si nada

 
Esa elegancia y coquetería de algunas mujeres que, llegadas a una cierta edad, se quitan cinco o seis años de encima como si nada y luego nunca se acuerdan de volver a ponérselos.