La sirena
En el domingo de la plaza la feria
y la barraca y el acuario con tristes
algas de plástico fraudulentos corales
Cabeza al aire la humillada sirena
acaso hermana de quien cuenta su historia
Pero el relato se equivoca:
De cuando acá
las sirenas son monstruos
o están así por castigo divino
Más bien ocurre lo contrario
Son libres
son instrumentos de poesía
Lo único malo es que no existen
Lo realmente funesto es que sean imposibles
José Emilio Pacheco (De Islas a la deriva, 1973-1975)