Uniforme. Vestimenta distintiva, a menudo grotesca, de algunas actividades laborales y/o festivas. Que un portero de hotel luzca pinta de almirante o que un director de orquesta se asemeje a un pingüino, no deja de parecerme un sindiós. En muchas de estas profesiones, pero de manera notoria en las referidas a la milicia, y según se van añadiendo grados de distinción en pecheras, hombreras, bocamangas... va disminuyendo de manera ostensible el coeficiente intelectual de quien los luce.
Caso aparte son los atuendos eclesiásticos católicos (sotanas, casullas, hábitos, túnicas...) y cuya sola visión hace dudar de que sus portadores estén en sus cabales.
Otros dignos de ser tenidos en cuenta en esta batalla sin fin contra el buen gusto son los que se enfundan los llamados “superhéroes”.
Pa mear y no echar gota.