He tomado un licor donde el poeta aliviaba el desasosiego. Paseo por el Bairro Alto y me detengo a mirar con asombro los viejos escaparates llenos de ruinosos cachivaches. En una esquina, bajo un cielo de cornisas y balcones de hierro forjado, alguien sin edad ofrece periódicos atrasados, libros antiguos y cartas polvorientas de amor con una letanía barroca de mercachifle. Le compro esta postal donde te escribo, y al pagarle me devuelve una sonrisa que vale por lo menos mil escudos. Veo partir los tranvías y tomo uno de ellos -diminuto, de madera y bronces- que desciende con parsimonia por una calle en cuesta que se precipita al puerto. Compro tabaco en un lugar que ha soportado cien guerras, un túnel oscuro en Rossio con aroma a siglos y frescos como de angelotes pintados en el techo. Con una bolsa de hule en las manos pasa una vieja enlutada por la pena. Viene, desde alguna ventana, una música triste y suave, un olor a herrumbre y sal impregna el aire.
Anochece, mi amor.
El mar de paja me moja los pies
y atracan mansamente los últimos ferrys.
(De La tabla del 3)
Hermosa y precisa forma de "expresar" Lisboa, de la que, el que suscribe, comienza a tener cierta nostalgia. Gracias por traerla en tus palabras.
ResponderEliminarUn abrazo.
He hecho ese recorrido junto a ti mientras te leía.
ResponderEliminarBuen domingo Elías
Pues sí, me has llevado de vuelta a Lisboa. Y de Lisboa uno nunca quiere volver. Uno nunca se cansa de ver llegar y partir los ferrys. Ni de Lisboa.
ResponderEliminarUn abrazo.
Tantas veces recorrido ese mismo camino, saboreando lo añejo de su belleza y su misterio.
ResponderEliminarLa foto me es tremendamente familiar.
Un abrazo
Uno de mis poemas preferidos, del libro tuyo que es mi preferido. Un regalo más en este precioso domingo de cielo azulísimo: gracias, Elías, y feliz semana.
ResponderEliminarAntonio: Va camino de dos años que no vuelvo a la querida Lisboa.
ResponderEliminarAsí que yo también voy teniendo esa "saudade".
Otro fuerte para ti.
Madison:
ResponderEliminarUna compañía perfecta la tuya para ese paseo, "uma bica" en "A brasileira", un atardecer desde el Castelo o Belem...
Un abrazo.
Daniel:
ResponderEliminarMe parece que tú y yo lo pasaríamos bien juntos en Lisboa.
Después de leer tu antigua entrada sobre esa ciudad, no tengo ninguna duda de ello.
Un abrazo.
Gracias, Teresa.
ResponderEliminarBelleza y misterio: una perfecta definición, la tuya.
Un abrazo.
Si hablamos de regalos, Isabel, yo siempre estaré en desventaja contigo.
ResponderEliminar"La ciudad blanca" para tu cielo azulísimo.
Un beso.