![](https://blogger.googleusercontent.com/img/b/R29vZ2xl/AVvXsEjPX6KANV3AOwYUmSua-7OKEgXSCSEg6Z_vSldwudT1tbDXk6izJU1WrmD_iJFSZ8vwPvDnu3vf0H-lr40pvPmll7MNQo5lrkoQo2SlWm05jdNnWGITDXFXLg_SliAbfTNSFhZMhR15wgo/s320/Arenques.jpg)
Me acuerdo de la simetría radial de los arenques en aquellas cajas de madera a las puertas de los colmados.
![](https://blogger.googleusercontent.com/img/b/R29vZ2xl/AVvXsEi1F4l1cZNKdvMvhY2rAMZ8LYdbRO-YtNS87WUV1S-rckpx2PTNUFlSZCGE8USR50o_0V4xG1rzy7nsS9EKZizSmNLjRzn4I-m31pLzDa3TPEqqjjfMkGaMn-wcS9R0CfFypsz3Lqxi7Qo/s320/Snoopy1.jpg)
Me acuerdo de Snoopy (la bufanda al viento, casco de antiguo piloto) soñando con gestas aéreas.
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Me acuerdo de que las lámparas de carburo daban una luz escasa, macilenta y temblorosa, una luz como para ocultar el sufrimiento de los rostros.
Yo me aacuerdo que mi madre envolvía los arenques en papel de periodico y los aplastaba en el cierre de la puerta, así se pelaban mejor y la carne quedaba prensada. Qué buenos!!
ResponderEliminarMe acuerdo de los farolillos de aceite, todavía conservo uno, de aquella luz recuerdo otras cosas.
Saludos
Y esa olor, y sin verse la sal gorda, la infancia vuelve.
ResponderEliminarCaray si te acuerdas de las lámparas de carburo es que ..."has crecido mucho" jejej pues mi padre, las usaba y ahora tendria 102 años; que mal olian y que bien expresado está lo del sufrimiento de los rostros, pues habia hambre, de hambre y de libertad.
ResponderEliminarDe las arenques tambien me acuerdo pero no me gustaban y se hacian asi como dice Ada.
Gracias por tu página.
Sí, Ada, aquella técnica materna era perfecta para sacarle todo "el jugo" a los arenques.
ResponderEliminarY esos farolillos de aceite que citas, acaso fueran los candiles.
Todavía anda alguno por casa.
Gracias por la visita y el recuerdo.
Un abrazo.
La infancia simepre vuelve, Jesús, quieras que no. Y ya que lo hace, mejor sin esa sal gorda.
ResponderEliminarSeguirá apareciendo por aquí.
Un abrazo.
Ysupais: Pues he crecido exactamente la mitad de la edad que ahora tendría tu madre.
ResponderEliminarPero me acuerdo perfectamente de aquello.
Y los arenques... Hummm, qué ricos.
Me encantaban.
Gracias a ti por tu visita.
Un abrazo.