Ayer por la mañana recibí en mi buzón La muerte oculta (Vitela, Sevilla, 2014), el nuevo libro publicado de Javier Sánchez Menéndez. En rigor habría que decir último más que nuevo, pues la primera edición fue editada en la colección "Arca" del Ateneo de Córdoba en 1996.
Pero en esta ocasión, además de algún poema no incluido entonces, hay que hacer mención también de una nota aclaratoria del autor, del prólogo de Antonio Colinas y del epílogo de Tomás Rodríguez Reyes, dos compinches del autor conocidos por su rigor y buen hacer en el territorio poético.
Me siento afortunado de que Javier me tenga en el recuerdo a la hora de enviarme estos tesoros preñados de poesía y afecto.
Lo he abierto con emoción y el azar me ha proporcionado este poema que comparto con vosotros:
La siembra
Te han dejado dormir este noviembre,
cuando comienza la siembra de los brotes,
cuando el invierno ajeno a los espacios
pasea por este sitio
y me aguarda en las noches de los sueños.
Quién ha podido hacer tu soledad
si sientes en el pecho la fuerza de los gozos
y la lluvia penetra en finos manantiales
mientras me encuentro solo
soportando el aire.
Cierro los ojos y veo pasar el agua,
los cabellos mojados como flores
y los pájaros tiemblan en cornisas
si las sombras del mundo se detienen
a contemplar el sueño interminable.
Quiero que llegue pronto la estación de las hojas,
la que pudre los verdes racimos del sendero.
Mañana, jueves 1 de mayo, en la Feria del Libro de Huelva, el autor estará firmando ejemplares tanto de La muerte oculta, como de su reciente antología Por complacer a mis superirores o El violín mojado.
A la vista de este poema, yo aprovecharía la ocasión e intentaría no perdérmelo.
A la vista de este poema, yo aprovecharía la ocasión e intentaría no perdérmelo.