Voy
camino de cumplir cincuenta y cinco.
Peino
canas desde hace ya unos cuantos años.
Veo
fatal de cerca sin el auxilio de unos quevedos.
Tengo
antojos y manías de lo más inapropiado.
Sufro
lo indecible con asuntos que hasta hace nada me importaban un pimiento y viceversa.
De
continuo me asaltan dudas que antes no se atrevían conmigo.
Renqueo
de vez en cuando más de la cuenta de piernas y pensamiento.
Creo que ya va siendo hora de que lea en
condiciones (de cabo a rabo, y no a salto de mata como hasta ahora lo he hecho)
y de una santa, o puñetera vez, quién sabe, las andanzas y desventuras del
Ingenioso Hidalgo.
Una vez me dejé barba y decían que me parecía a él.
Una vez me dejé barba y decían que me parecía a él.
Pues habrá de ser lectura provechosa; seguro. Hace dos o tres años fue la última vez que lo hinqué el diente.
ResponderEliminarUn abrazo.