El lunes 19 de noviembre de 1906 el diario "ABC" de Madrid, da cuenta de un choque entre una carreta y tres tranvías cerca del Puente de Toledo.
El accidente no tuvo consecuencias fatales, debido principalmente a la poca velocidad que llevaban a pesar de encontrarse en una pendiente.
Anoche á primera hora circuló por Madrid la noticia de que había ocurrido un tremendo choque entre un carro y tres tranvías, cerca del puente de Toledo, resultando varias víctimas, y alguna de mucha gravedad.
Nos trasladamos al lugar del suceso, y, en parte confirmamos el rumor; pero no así, por fortuna, en lo que al número y la importancia de los heridos se refería.
Allí supimos que, próximamente á las ocho y media, subía por el paseo de los Ocho Hilos el carro núm. 3.423, cargado de sacos de yeso y arrastrado por cinco mulas.
Guiaba el vehículo, propiedad de Victoriano Catalán, el carretero Ginés Alarcón Sáez, de treinta y nueve años, domiciliado en la Ronda de Segovia, núm. 4.
Al pasar el carro frente á la Fábrica Metalúrgica, marchaba sobre los rieles del tranvía, y tuvo que separarse de ellos para dejar paso á un tranvía que avanzaba en la misma dirección y procedía de Carabanchel.
En ese momento, y cuando el carro cruzaba hacia el otro lado del paseo, bajaba en dirección contraria el tranvía núm. 147, que aun cuando advirtió la maniobra del carretero no pudo detener el coche á causa de la pendiente y del estado de los rieles, suavizados por gran cantidad de hojas de los árboles que el aire había acumulado sobre ellos.
El tranvía chocó violentamente contra la rueda izquierda del carro, que fue volcado y sufrió grandes desperfectos en los varales.
Por efecto del tremendo encontronazo se destrozó la plataforma delantera del coche eléctrico y se rompieron los cristales, resultando heridos el carretero y el guardia principal núm. 11, Pegerto Pin.
A los tres ó cuatro minutos se vió descender por la vía obstruída al tranvía núm. 337, que por las razones antes indicadas tampoco pudo detener su marcha y chocó con el coche anterior, destrozando también la plataforma y los cristales.
Mientras se avisaba á la puerta de Toledo para que suspendieran su circulación los eléctricos, bajó la cuesta otro nuevo tranvía, el número 342, que chocó contra los otros dos, causándose destrozos de menos importancia.
A pesar de estos tres accidentes consecutivos y peligrosos, sólo resultaron otros dos heridos leves; pues aun cuando algunos viajeros sufrieron contusiones, fueron tan insignificantes, que no les impidieron marchar á pie, sin casi darse cuenta de ellas.
El segundo jefe de la Comisaría de la Latina, Sr. Corpas, que llegó oportunamente, al enterarse de que los heridos eran leves, dispuso que fuera descargado el carro y separado del paseo, dejando la vía libre. Realizada dicha operación, los tranvías averiados pudieron ser trasladados a sus cocheras.
En la Casa del Socorro del Puente de Toledo fué asistido el guardia municipal, que resultó con una herida leve en la pierna derecha, y un cobrador, que tenía en la cabeza una herida por un trozo de cristal.
En la Casa de Socorro del distrito de la Latina le curaron al carretero una herida leve en una mano.
La mula de varas del carro resultó con heridas de consideración.
Además del indicado inspector, Sr. Corpas, acudieron al lugar del suceso la Guardia civil del puesto de las Peñuelas, el inspector de Policía urbana Sr. Ayala y varios agentes de Seguridad y guardias de Orden público.
Cuando se disponían á ir también el gobernador civil y el comisario general de policía, recibieron noticias de que el accidente no había revestido la importancia que se creyó primeramente.
Para responder de la responsabilidad que pudieran tener, fueron detenidos los conductores de los tres tranvías, Antonio Santos, José Murillo y Julián Navarro.