En una brillante y arriesgada operación policial, ha resultado desarticulado un peligroso comando del clan de "los gorrillas" mientras participaban en una clandestina timba de dominó sita en el semisótano de una finca.
La denuncia, gracias a la cual se ha podio desarrollar esta operación policial, provino de un vecino despertado bruscamente de la siesta por el estrépito producido al golpear con entusiasmo uno de ellos la mesa de formica con el cinco-pito y ahorcarle de paso el seis-doble a uno de sus compinches, hábil e inesperada maniobra que fue celebrada con risas y cuchufletas por un pequeño grupo de mirones, integrantes también, aunque de menor categoría, de dicho comando.
En la operación fueron requisadas cuatro botellas ya más que mediadas de cazalla, tres cajas de farias, cinco garrotas con nudos y dos barajas de naipes muy resobados, ya que al parecer también le dan al mus y al tute con ahínco.
El cabecilla de esta peligrosa banda, un tal Venancio Pulguilla, alias "Gusanito", quien se encontraba en busca y captura casi desde que acabó la mili (hasta el presente se había demostrado como un tipo muy escurridizo), se resistió duramente a la detención blandiendo amenazador la garrota y procediendo a agredir con ella a los agentes, por lo que hubo de ser reducido con cierta violencia por parte de las fuerzas de seguridad.
De resultas de la trifulca dos agentes tuvieron que ser traslados al servicio de urgencias con heridas de consideración (conmoción cerebral y un brazo roto, respectivamente) por lo que el Venancio también será acusado -con pruebas "contundentes", como si dijéramos- del cargo de atentado a la autoridad.
A falta de confirmación oficial, la policía tiene firmes sospechas de que dichas partidas no son más que una tapadera para planear asaltos a tiendas de chuches con el objetivo de trapichear al menudeo con el botín de sus rapiñas en las cercanías de jardines de infancia y centros escolares.