Oreja. Con tendencia a ablandarse y crecer sin permiso según envejece su portador humano, radar portátil por partida doble receptor de tonterías la mayor parte del tiempo.
Para mejor soportar el asunto, se hace
acompañar casi de incógnito por sus compinches tímpano, yunque, estribo y
Eustaquio, éste último un fatuo insoportable, siempre presumiendo de sus
trompas.
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