miércoles, 4 de noviembre de 2020

Canto XVIII (Tonino Guerra)



Aquella vez que a Pidio el zapatero
se le escapó el mirlo de la jaula, lo esperábamos
en el patio y cada sombra que pasaba 
nos parecía él. Pero no era.

Hasta que una tarde vimos en el cañizal
algo negro que se movía
y nos miraba con unos ojillos que eran puntas de navaja.
Entonces, nos apartamos de la ventana
y nos pusimos a disimular,
a hacer como que cambiábamos las sillas de sitio.

(La miel, 1981)

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