Oratoria. Autopista libre de obstáculos donde las palabras, lanzadas a toda velocidad sin protección de ninguna clase, corren un elevado riesgo de accidente.
En contra de lo que pareciera aconsejar la cordura más básica, los usuarios de la misma son legión y se multiplican de manera alarmante a base de discursos hueros y continuos y pertinaces atentados gramaticales y lingüísticos.
Poéticamente, verbo florido.