Como un preso preventivo, sin ser culpable de nada mientras no se demuestre lo contrario, llevo meses atado de pies y manos y encerrado en esta jaula de madera junto a un bastón pretencioso.
Que digo yo que porque sea de caoba y tenga una cabeza de león de marfil, no es como para mirar a nadie por encima del hombro.
Poco a poco, sin que nadie lo notara (nadie me hace caso mientras no llueva) he ido aflojando este grillete de tela que me oprime.
Ya falta menos.
Estoy a punto de lograrlo.
En cuanto lo consiga y me abra de golpe, ya verás tú adónde va a ir a parar este puto bastón.
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