miércoles, 25 de agosto de 2010

Zánganos



9. Nacido entre las abejas, el zángano se esconde de día en el panal, pero por la noche, cuando las abejas reposan, invade el terreno en que ellas trabajan y se comporta como un vándalo en la colmena. La mayoría de las abejas duermen, por el mucho cansancio que experimentan, pero algunas montan guardia, de modo que cuando observan lo que ocurre, apresan al bandido, le dan una paliza más o menos leve y lo echan fueran de la colmena. Pero los zánganos no se corrigen ni siquiera de esta forma, ya que son holgazanes y glotones por naturaleza, es decir, doblemente desdeñables. El zángano escapa del panal y se esconde; más tarde, cuando las obreras vuelan en busca de alimentos, entra en la colmena y se aprovecha del tesoro dulcísimo para saciar su gula. Cuando las obreras regresan de sus tareas y ven a los zánganos entregados al pillaje, ya no se muestran condescendientes, sino que atacan con toda agresividad y ponen fin a la vida del inútil, que paga con su último aliento la voracidad sin límites, haciéndose pasible de una pena que nadie osaría considerar excesiva.
Esto cuentan los apicultores y yo creo en su palabra.

Claudio Eliano
De natura animalium, Libro I

2 comentarios:

  1. Cuando era pequeño, aún escuchaba lo de zángano para calificar la conducta del perezoso. Yo, tantas veces. Qué quieres, casi me dan pena. Los zánganos. Quizá por mí. Quizá por haber leído de joven "El derecho a la pereza" de Lafargue, el yerno que nada le gustaba a Marx.
    Un abrazo.

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  2. Yo creo que existen muchos zánganos, pero estos siguen chupando y chupando sin que nadie les de lección y engordando cada día un poco más. Qué sabias las abejas.
    n saludo

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