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Los hermanos, una historia bíblica
Los hermanos
He cometido el gran error de mi vida al ceder mis derechos de primogenitura a este hermano que detesto por un mísero y repelente plato de legumbres.
Yo, que abomino de las lentejas.
Pero eso es lo que tiene dejarse llevar por el acaloramiento, la envidia y el orgullo.
Bueno, y el hambre.
Final, redondo.
ResponderEliminar(Me ha venido bien la sonrisa que he esbozado. Andamos mohínos, por asunto triste.)
Un abrazo.
Jajajajaja, ains, con lo buenas que son las legumbres, Elías, Elías.
ResponderEliminarUn placer leerte como siempre.
Ando perdida, abro el 1 de septiembre un gimansio que me trae loca. En cuanto me regularice, me tienes puntual como un reloj suizo.
Un abrazo.
Antonio: pues aunque sólo sea por eso, por la sonrisa en estos momentos mohínos, ha merecido la pena colgarlo en el blog.
ResponderEliminarUn fuerte abrazo.
No, Lola, si a mí me encantan las lentejas.
ResponderEliminarPero fíjate la que liaron con aquellos dos.
Suerte con la empresa "muscular".
Un beso.