Me acuerdo de cuando se recogían las colillas por la calle y se fabricaban con ellas nuevos cigarrillos.
Me acuerdo de don Tomás -jamás consintió que le apeáramos el tratamiento-, arisco propietario de una papelería donde se cambiaban o alquilaban tebeos y novelas policíacas y del oeste a dos reales y a peseta respectivamente.
Maderemíadelamorhermoso (again) cómo pasa el tiempo ;-).
ResponderEliminarUn beso.
Memorias de otro tiempo, no mejor, en el que éramos más jóvenes: memoria, básicamente, en blanco y negro.
ResponderEliminarUn abrazo.
¡Cuánta razón tienes, Paloma!
ResponderEliminarEl tiempo, el tiempo, ese esbirro de la muerte, el más ladino de ellos.
Un beso.
Memorias en blanco y negro, Antonio, y en gris, y en algún que otro color más amable.
ResponderEliminarUn abrazo.