martes, 14 de septiembre de 2010

Purgatorio y lavativa


Purgatorio.
Según el dogma religioso católico, etérea sala de espera de no se sabe bien qué. Y encima hay que morirse para llegar a ella, lo que ya es el colmo del despropósito.
Algunas de sus sucursales más dañinas en este valle de lágrimas son, a saber: las urgencias médicas, los banquillos de los juzgados, los préstamos bancarios, los campamentos militares, los internados religiosos y, aunque sobre estos últimos no me cierro en banda a que pudiera haber muy raras excepciones, los certificados de matrimonio.







Lavativa. Escatológico suplicio disfrazado de remedio que consiste en humillar el esfínter y torturar los intestinos con objeto de liberar estos últimos -mediante la administración de un purgante líquido, y al que se puede añadir, para un mayor y más rápido efecto, sal común, infusión de manzanilla o jabón diluido- de un insano y pestífero atasco de detritos.
Suele venir acompañado de dolorosos retortijones y lágrimas de humillación.
Aquellos que se han visto siquiera una sola vez en tan penoso trance, consideran que el artefacto utilizado para aplicar semejante tormento, una especie de pera puntiaguda de goma color caca, parece salido de la mente de un discípulo aventajado de Torquemada, y no suelen guardar un grato recuerdo de la experiencia.

Imagen blanco y negro: Vicente Nieto

5 comentarios:

  1. Siempre riéndome con tu diccionario...un abrazo.

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  2. En cuanto a lo del purgatorio, estoy de acuerdo, en este valle de lágrimas esas salas son lo que dice, pero ojo!!!!!! muchas veces son purgatorios porque así dejamos que sea. EN este tema puffff, mucho daría que hablar. O soy muy egoísta, o tengo pocos muebles en mi cabecita.

    Un abrazo Elías.

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  3. Es lo que pretendo, Su, provocar la sonrisa y que nadie se lo tome muy a pecho, como algo personal.

    Otro abrazo para ti.

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  4. Lola: seguramente sea como dices, que muchas veces dejamos que sea así.
    pero estamos tan rodeados por ellos...

    Un abrazo.

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