Marrón
en las manos inhábiles para la caricia,
en lo agreste del alcornoque y la encina,
en el corazón de piedra del lignito,
en la confusión del solitario y el inerme,
en la tinta moribunda de las linotipias,
en el pelaje del animal de las estepas,
en los escaparates de las tiendas de ortopedia,
contra la alegría de aldeanas y juglares.
en la espera infinita del bolso de Penélope
ResponderEliminaren los párpados de una noche insomne
y en el polvo incrustado en las fotografías:
destino congelado.
Hala, me he dejado llevar (sorry), es que me inspiran mucho tus poemas de los colores...
Besazo.
O...
ResponderEliminaren un discreto marrón en el maquillaje de una mujer.
O un jersey de lana calentito en invierno.
O una chaqueta de pana o pantalón.
Es un color que me gusta en invierno.
Besos.
En el silencio del otoño.
ResponderEliminarEn un jesei de la infancia que huele a lluvia.
Un abrazo
Paloma: me ha encantado ese "dejarte llevar".
ResponderEliminarComo sé que te gustan especialmente estos poemas, cuando cuelgo alguno no puedo evitar acordarme de ti.
Pdta: este es mi correo: me gustaría que me escribieras para comentarte algo.
al.doria@hotmail.com
Otro besazo para ti.
Pues me pondré mi pantalón de pana marrón y mi chaqueta de lana en tu homenaje, Lola.
ResponderEliminarBesos.
Daniel: mientras te contesto, caigo en la cuenta que Paloma, Lola y tú, con vuestros comentarios, habéis completado hermosamente el poema.
ResponderEliminarAbrazos.
Elías, vengo directamente desde la página de Paloma Corrales. Te dejo este comentario, que originalmente dejé allá. Gusto de leerte y de haber venido a conocerte:
ResponderEliminar"Poemas marrones que me dejan un dejo ambarino, sepia en la boca, como dulce savia de árbol en otoño, o tal vez como la savia de la nostalgia misma. Hermosos y resumidos como universos concentrados en sí; comprimidos de añoranza y solidificados sobre la base de la ausencia. Trae el otoño estos aires de melancolía y su luz, dorada durante el día, se torna roja y luego marrón antes de expirar el último guiño luminoso del crepúsculo. Me encantaron los dos poemas, aunque tristes y reflexivos (necesito eso hoy). Voy ahora a visitar la casa del poeta. Abrazos y un beso rojo para tí, Paloma."
Un abrazo ahora para ti, Elías, del color que más te guste.
Gracias, Pedro, por tu hermosa visita a esta casa.
ResponderEliminarUn comentario muy poético, acorde con la intención de esos poemas.
Otro, también del color que prefieras, para ti.