“Hablando en plata: fulanito es más chulo que un ocho, uno de esos de la cáscara amarga, pero, y aunque no me gusta meterme en camisa de once varas, que cada uno en su casa y Dios en la de todos, de hoy no pasa el leerle la cartilla de pe a pa.
Hasta aquí hemos llegado: al pan, pan, y al vino, vino.
Ese va venir por lana pero va a salir trasquilado. Ese no sabe con quién se juega los cuartos. Ese no sabe que lo tengo calado porque se le ve el plumero -ahí le aprieta el zapato-, y que por buscarle tres pies al gato a quien no debe lo voy mandar a hacer puñetas y va morder el polvo con todas las de la ley por no saber callarse a tiempo y que en boca cerrada no entran moscas.
Pienso sacarle los colores y cantarle las cuarenta, pero bien clarito: nada de decir las cosas con la boca pequeña, ni salir por los cerros de Úbeda con el rabo entre las piernas, ni tirar la piedra y esconder la mano. Más claro, agua. Blanco y en botella... Que mejor una vez colorado que ciento amarillo.
No me voy a morder la lengua: lo voy poner de vuelta y media, de chupa de dómine, como hoja de perejil. Yo, si tengo que batirme el cobre no voy por ahí haciéndome el sueco; pienso echarle una filípica que le va a sonar a su canto del cisne. Que se vaya apretando los machos porque lo voy a mandar a freír espárragos con cajas destempladas. Y me importan un comino sus lágrimas de cocodrilo porque es tonto de capirote y ya me tiene hasta más arriba del moño.
Y me la trae floja que salga el sol por Antequera, o que sea una noche toledana, o que esto acabe como el rosario de la aurora. Es que me la suda, vamos; no pienso bajarme de la burra así me maten.
A mí, las cosas claras y el chocolate espeso, que yo no tengo pelos en la lengua.
Y luego tú y yo nos vamos a poner de punta en blanco, vamos a tomar el portante y, como si tuviéramos patente de corso o derecho de pernada, nos vamos a llevar al huerto y a pasarnos por la quilla todo lo que se menea.
Que la ocasión la pintan calva.
Y aquí paz, y después, gloria”.
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Me acuerdo de un viejo vecino que podía seguir una conversación durante horas utilizando sólo refranes.
Todavía no tengo claro si era un artista de la palabra o un ignorante con memoria.
Imagen: Luisa Popenko
... Vamos, sin rodeos. ;)
ResponderEliminarInteresante este ejercicio de observación sobre el decir.
Un abrazo.
Puf, hubo un día que me quise comer el mundo y estas frases me lo recordaron, pero ..., llegó otro día y me dí cuenta que mi estómago estaba hecho para otros manjares, el del tiempo. Me quedo con el tiempo al tiempo y mientras tanto sonrían por favor que la vida es muy bella.
ResponderEliminarBuena entrada Elías.
Un abrazo ¡prenda!
Se puede decir más alto pero no más claro.
ResponderEliminarUn saludo
Te ha faltado un "¿me entiendes o no?" y ya hubiera estado completo. Yo, sin embargo, no tengo las cosas nada claras y el chocolate no me gusta espeso, debo ser de otra galaxia ^^
ResponderEliminarBesazo.
Divertente y genial combinación de dichos y refranes.
ResponderEliminarSaludos.
Leo
Sí, sí, va a ser que el chulo es el que le va a cantar las cuarenta, pero de pacotilla. Que de boquilla todos somos muy valientes. ¿Dónde habré escuchado yo este texto mil veces?
ResponderEliminarUn abrazo.
... que a buen entendedor, con pocas palabras basta.
ResponderEliminarRecuerdo que cuando empezaba esta marea de internet, en un viejo foro de sonetos, en poesia.com, surgieron varios poemas dedicados a enhebrar un rosario de refranes, tópicos y lugares comunes, tal como tú consigues con enorme gracia y eficacia en este texto. Lo que se dice hablar en plata, sí señor. Un abrazo.
ResponderEliminarmas de una vez he tenido algún problemilla precisamente por eso, por no tener pelos en la lengua...
ResponderEliminarFantástico Elías
Gracias a todos, amigos, por vuestros comentarios sobre este ejercicio literario.
ResponderEliminarPor decirlo en lenguaje taurino:
A porta gayola, una larga cambiada de afectos para todos vosotros.
Dos orejas y rabo con salida por la puerta grande para vosotros.
Y mi bienvenida para los nuevos en esta ventana.
¡Qué bueno, Elías! Con tu permiso, lo voy a utilizar en clase, con textos como el "Cuento de cuentos" de Quevedo o el "Entremés de las civilidades" de Quiñones, que ensartan de una manera muy divertida también las frases hechas de cada época.
ResponderEliminar¿Aceptas el título de Filólogo honorífico? Te lo mereces. (Ya sabes que por mi cuenta te he dado el Premio al "Blog revelación del año").
Un beso.
¡Qué bonito! Me ha recordado a una neoyorquina diciendo refranes y refranes en español, que era lo único que recordaba del tiempo que había pasado aquí...
ResponderEliminarIsabel:
ResponderEliminarTodo lo que venga de ti, lo acepto con sumo agrado y cariño, ya lo sabes: aquella Ñ festiva (qué bien los pasamos, eh), tus hermosos cuadernos, tus detalles, pero sobre, Isabel, presumo de tu amistad.
Conque sí, acepto ese título venido de tus manos y tus afectos.
Y lo luciré con sumo orgullo, no te quepa duda.
Besos.
Jajajajaja. Pues yo conozco a algunos/as que hablan así. Vamos eso de "si bien se mira, mayormente no es caso" (tan usado en estas tierras por las que ando)
ResponderEliminarEntiendo a tu neoyorquina...
ResponderEliminarCon los idiomas extraños uno se apaña como puede.
Yo, con el inglés de Tarzán, me he apañado mal que bien en algunos sitios.
Besos.
Isabel:
ResponderEliminarSi nos fijamos bien, muchos de nosotros hablamos así en muchas ocasiones.
Sobre todo, cuando no tenemos nada que decir.
En cuanto a los modismos locales...
Ese sí que es un mundo propio.
Besos.