Cinéfilo
Desde que supe la noticia llevaba meses esperando ese momento, el tan anhelado estreno de la última de mi director favorito después de diez años sin rodar.
Me había costado sangre, sudor y lágrimas conseguir una entrada.
¡Me las prometía tan felices!
Pero cuando las cosas están de torcerse…
Yo intentaba enterarme de algo de la película y el tío de la fila de delante no paraba de cuchichear en el oído del vecino lo que según él iba suceder en la próxima secuencia.
Y cuando no farfullaba insensateces con el colega, sorbía estruendoso del refresco con la pajita o comía patatas fritas a puñados o cascaba cacahuetes, con el ruido tan infernal que eso mete en el silencio de la sala.
No tuve ni que moverme del asiento: le metí la de Albacete entre los omóplatos por el respaldo de la butaca.
Se calló de golpe, los ojos como platos absolutamente fijos en la pantalla hasta los títulos de crédito.
Beato
Toda la vida dando la tabarra con el paraíso en la otra vida a la diestra del Señor, la felicidad eterna y todas esas mandangas de vírgenes levitando y angelitos tocando la lira en mullidas y dulcísimas nubes de algodón, y cuando le quise mandar allí con ellos se resistió como gato panza arriba.
¿Pues no se está tan bien? ¿Pues no es tan fabuloso todo? ¿Pues no tenía tantas ganas?
De verdad que no hay quien entienda a estos fanáticos.
Veo, Elías, que estás empeñado en no dejar títere con cabeza. En esta ocasión, el del cine, pase (que los hay que se lo merecen, por pesssaos); pero, hombre, el pobre cura, que no hace mal a nadie... (guiño) Y es que fanáticos hay en todas partes.
ResponderEliminarVolví a saborear toda la carga de ironía que destilas en estos "Deslices".
Un abrazo.
Qué identificado me sentí con CINÉFILO. Cuántas veces no me tentó usar la de Albacete. Cuántos crímenes virtuales.
ResponderEliminarUn abrazo.
Antonio:
ResponderEliminarTe juro por lo más "sagrao" -por una vez y sin que sirva de precedente"- que no pensaba en un cura, sino en esos acólitos que siempre están en misa, dando la murga en cuanto pueden.
En cuanto a lo de no dejar títere con cabeza, tú señálame algún objetivo y yo me lo cargo tan campante.
Cobro barato, que la cosa está "mu achuchá".
El del cine se lo merecía, vaya que sí.
Abrazos.
En el primero habría podido ser tu cómplice, pero me quedo con la mordacidad del segundo, en mi opinión estupendo.
ResponderEliminarAbrazo.
Leo
Las cosas no salen como deberian salir naturalmente, gracias a Dios siempre podemos meter las manos en todos los asuntos jejeje.
ResponderEliminarGrandes tus historias, prometo visitarte amenudo.
Hola, siempre hay tiempo para morir, aunque se ame el araiso, claro que los fanaticos no saben amar.
ResponderEliminarSaludos, llego desde el blog de Paloma Corrales
Quise decir Paraíso, me comí el Pan, es imperdonable jejeje
ResponderEliminarEstoy contigo, no hay nada peor que encontrar el momento adecuado para ir a ver esa película que tanto te seduce, gastarte la pasta y que un imbécil no pare de dar el coñazo. Yo no tengo valor de dar un puñetazo en el respaldo, pero me pongo de una mala leche...
ResponderEliminarHombre, lo del beato... Por mucho que te espere el paraíso, el instinto de supervivencia está por encima de todo, ¿no?
Buena entrada, como siempre.
Un abrazo.
Vaya, Daniel, veo que no estoy solo en lo del cine. Un buen compinche no me vendría mal.
ResponderEliminarPago poco, ya te aviso, pero como decía Gila en aquel memorable diálogo pueblerino y festivo, "lo que nos hemos reído".
Un abrazo.
Pues nada, Leonel, otro cómplice siempre es bienvenido.
ResponderEliminarMe alegro que te haya gustado la ironía.
Un saludo.
Pues aquí te espero, Kramen; no hace falta que llames, dejo la puerta abierta.
ResponderEliminary es que cuando las cosas se tuercen, lo mejor es tratar de enderezarlas.
Y si hay que cargarse a un beato, pues nos lo cargamos.
Gracias por la visita.
Un saludo.
Estoy de acuerdo contigo, MarianGardi;
ResponderEliminarlos fanáticos sólo se aman a sí mismos.
En cuanto a lo de comer... Como dice el refrán, "Al buen hambre, no hay mal pan".
Pdta: Paloma siempre trae consigo cosas buenas.
Gracias por tu visita.
Un saludo.
Pues no veas, Mercedes, el gustito que da deshogarse -siquiera sea literariamente- con estos pelmazos.
ResponderEliminarYo no me conformé con el puñetazo; le metí una "puñalá", y asunto resuelto para siempre.
Y el beato... Que trabajo me dio hasta que le di el finiquito.
Un beso.
Por aquí también huele a asesino.
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