miércoles, 11 de agosto de 2010

Cementerio Alemán (7)



CEMENTERIO ALEMÁN
(DEUTSCHER SOLDATENFRIEDHOF - YUSTE)

Para Mª Christine del Castillo y Abelardo Linares


Este claro del bosque los congrega:
bajo cruces sencillas, bajo nombres difíciles,
soldados alemanes de dos guerras
con idioma de muerte se cuentan sus hazañas.
Pero las cuentan en silencio,
porque su idioma es el de la nada,
el de los despojos, el de la derrota
que también aguarda a los victoriosos.
Un silencio más fuerte que la luz del paisaje
une su meditar al rumor de las ramas,
al olor del espliego,
al recóndito huir de los lagartos.
Frente a ese silencio, alzándose,
está la juventud de vuestras fechas,
grabadas como un grito sobre el gris de las cruces.
Alguien reunió vuestras distintas muertes:
el náufrago, el aviador caído,
el que sufrió la agonía de los hospitales,
y ahora, paseando entre tumbas,
me pregunto si acaso fuisteis héroes
o soldados anónimos perdidos
en lo intenso y absurdo de una guerra.
Porque debajo de este césped
están los veinte años de Rudolf Tanzbeger
y el uniforme ensangrentado y roto de Hanz Farber
y Lothar Kloos y su quieta sonrisa.
Franz Wilhem Kuhlmann,
¿sabes por qué moriste?,
¿qué llevaba a la muerte
a estos que ahora están contigo?
¿Conocías los olivos que te velan,
retorcidas antorchas apagadas?
El azar -otro azar- os ha reunido
a la sombra -otra sombra-
de bicéfalas águilas, de toisones de oro.
Os hicieron luchar por un imperio:
seguís muriendo sucesivamente
bajo los árboles donde un Emperador
cambió sus sueños por relojes y misas.

No quiero detenerme en vuestros nombres:
que los diga de nuevo la luz que ahora declina,
la noche, que los sabe de memoria,
y los que os reconocen doblemente extranjeros:
en la tierra sin pausa de la muerte,
en la remota tierra de un país imprevisto.

Juan Lamillar
(Las lecciones del tiempo)



Imagen: Sara Bernuy

4 comentarios:

  1. Elías, me resulta curioso que más allá de la sensibilidad personal de cada uno de los autores antologados bajo esta etiqueta, y aun teniendo en cuenta que el tema tratado en los poemas es siempre el mismo, haya una profunda unidad, diría, de tono; una fuerza que viene, quizá, del propio paisaje, de la sinrazón de la muerte, de lo paradójico y real al mismo tiempo de este cementerio.

    El poema de Juan Lamillar, sin desmerecer ni mucho menos a los anteriores, me ha llegado de manera especial, y aún me llega más conforme lo releo.

    Con cada entrega, uno se convence más de que habrá que remover Roma con Santiago para que esta antología acabe por ver la luz.

    Un abrazo.

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  2. Suscribo, querido Elías, las palabras de Antonio del Camino sobre la fuerza del poema de Lamillar; y, por supuesto, sobre remover lo que sea para que la antología se publique. Gracias por todo.
    Un abrazo.

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  3. Antonio: de acuerdo contigo en lo del tono.
    Pero acaso -y a pesar de las diferentes miradas poéticas- sea inevitable al ser un tema y lugar tan concreto.
    En cuanto a tu comentario final, "hasta aquí puedo leer", como decían en el "Un, dos, tres".

    Un abrazo.

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  4. ¡Qué alegría, Miguel Ángel, tu presencia por aquí!
    Del poema, nada que añadir a vuestros comentarios. Un poema hermoso y desolador al tiempo.

    Un abrazo.

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