Llegar
a un lugar desconocido y sentirse, al instante, como en casa.
Pasar
toda la vida en un sitio y no dejar de sentirse nunca como un extraño.
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Cuando
regresamos de un viaje en el que hemos sido felices, y aunque haya pasado muy
poco tiempo, siempre nos parece algo lejano y remoto.
La melancolía, como una primera actriz entre aplausos y ovaciones, entra en
escena.
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