¿Qué es Vademécum?
Un puñado de predicaciones en el desierto.
Un florilegio de jautadas.
Mis oraciones y versos del caminante.
El libro de horas de este obispo copto vuestro que soy.
Mi cuasi-autorretrato impresionista.
Mi manera de decirte que te quiero.
Un breviario de buenas intenciones.
Un prontuario de zaragocismo.
Un manual de supervivencia.
Un ramillete de fruslerías.
Más de trescientas victorjuanadas.
Mi cuaderno de bitácora.
Unas cuantas sisampadas.
Un tratado de pasiones.
Un manual de la buena crianza.
Un catecismo de ternuras.
Una declaración de amor a Aragón.
Para el palabrero que soy, Vademécum es una tortura.
El lector que soy tuvo la fortuna de leer
estas páginas cuando aún andaban casi en pañales. Después de darle fin, entre
otras cosas le dije a Víctor que me parecía demasiado breve, como una golosina
que se acaba casi sin darte cuenta. Me lo sigue pareciendo. Lo bueno es que
siempre puedo volver a quitarle el envoltorio (léase abrir las páginas) y degustarla (léase, leerlas) cuantas veces
quiera.
El "caramelo" en forma de libro
es un hermoso surtido de frases y pensamientos con la belleza de la palabra por
bandera; un delicado catálogo de afectos; un rincón de la memoria más dulce; un
libro, en fin, de oraciones laicas. Podría hablar también de la bonhomía del
autor (de la que tengo numerosas pruebas), o de la calidad y calidad de la
edición (normal en Olifante), o de la complicidad de esos dos primeros espadas que oficiarán de maestros de ceremonia completando la terna y que no son otros que sus compinches Fernando Sanmartín y Miguel Mena.
Pero esto será mejor que lo comprobéis
vosotros mismos acudiendo esta tarde a partir de las 20:00 h, a Los Portadores de Sueños, C/ Blancas, 4 de Zaragoza, para asistir a la presentación de Vademécum, de Víctor Juan Borroy.
Enhorabuena, amigo.
Fotografía: Vicente Almazán
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