viernes, 15 de octubre de 2010

Hoteles y caníbales



Hotel

Nos cruzábamos todas las mañanas a la salida.

Era un tipo despreciable: ni daba los buenos días, ni cedía el paso, ni se disculpaba por sus imperdonables groserías.

Nunca. Con nadie. Por ningún motivo.

Para que os hagáis una idea, tan solo os diré que en menos de una semana se me había hecho completamente odioso.

A mí, que me llevo bien con todo el mundo.


Así que hoy vi el cielo abierto; mientras él recogía el maletín del suelo a media salida, impulsé con todas mis fuerzas la puerta giratoria.

Le sonó el cráneo igual que cuando cascas una nuez.





Caníbal

Para Hannibal Lecter

Decían que estaba tan buena (Es que está tan rica... Está como para comérsela... Está la tía para mojar pan...) que no me pude aguantar las ganas de probarla.

Y sí, tenían razón: estaba de rechupete.

6 comentarios:

  1. Hotel:
    Despiertas mis más bajos instintos, he pensado en alguien que... Es lo que tiene escribir tan bien.
    Caníbal:
    La única carne poco hecha que me gusta es el solomillo de ternera; el resto prefiero saborearlo sin morder.
    Saludos.

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  2. Matar y comer.
    Esencia instintiva, prohibido e imposible, atractiva fantasía.
    Me apunto. No. Que sí.

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  3. le sorberías todo el líquido imagino

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  4. Mercedes:
    Hoteles... Submundos, inframundos, extramundos, donde todo es posible.
    Hasta eso que cuento.
    Y coincido contigo en lo del solomillo.
    ¡Qué rico!

    Un abrazo.

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  5. Javier:
    Conque aprendiz de brujo, ¿eh?
    Si lo hubiera sabido antes, te invito al festín.

    Gracias por la visita.

    Un saludo

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  6. Jesús:

    Satisfecho como estaba, vencí la "pereza" y hasta mojé el pan, no te digo más.

    Un saludo

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