viernes, 25 de diciembre de 2015

Walser, locura y muerte


Para mi compinche Marchamalo, que también, y tan bien, escribió sobre él.

Hoy se cumplen 59 años de la muerte de Robert Walser (1878-1956) en los alrededores de maniconio suizo de Herisau en el que había ingresado de manera voluntaria casi 24 años atrás. El día de Navidad había salido a dar uno de sus habituales paseos y su cuerpo inmóvil, casi abrazado por la nieve, el sombrero a un lado, fue encontrado poco después por unos niños que jugaban con su trineo.
Años antes, el poeta, tal vez presintiendo aquel final, y seguramente a lápiz y con su letra minúscula como acostumbraba, escribió: 

“Uno está tumbado ahí como un árbol caído, y no necesita mover ni un miembro. Todos los demás duermen como niños cansados de jugar. Uno se siente como en un monasterio, o como en una antesala de la muerte”.

Hace ya bastante tiempo escribí un brevísimo texto en su homenaje y memoria que incorporé a mi "Me acuerdo".
Y ahora, viendo otra vez la fotografía de su cuerpo caído para siempre en el frío de centroeuropa, se me ocurre ampliar aquella antigua nota dejándola de esta manera:

Me acuerdo del rastro de huellas que, como negros heraldos de la muerte, señalaban el camino hasta el cuerpo ya rígido del poeta. Y del efímero hueco dejado por el cadáver de Walser en la nieve de Suiza.

1 comentario:

  1. Es triste su muerte, pero a la vez pienso que para un poeta o escritor, nada se debe comparar al morir como lo han descrito sus letras...es como el broche de oro de una vida especial aunque no perfecta....besos..un feliz año 2016

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