miércoles, 23 de diciembre de 2015

Pessoa en casa



Ayer me tocó la lotería. ¡Abstenerse pedigüeños, que no me refiero a la que remite al vil metal sino a la que trae sus alforjas repletas con los dones del afecto y la poesía! Mientras los niños de San Ildefonso cantaban los números y los premios que el azar disponía con su cansina melopea, mi buzón reventaba de felicidad vestido con sombrero, gafas y pajarita.

Fernando António Nogueira Pessoa, el enamorado de Ofélia, el traductor comercial tenazmente indispuesto desde hace 80 años por su amor al aguardiente, el que acarreaba un misterioso baúl de domicilio en domicilio auxiliado por sus heterónimos -el ingeniero de Campos, el pagano Caeiro, el médico Reis, el acongojado Soares...-, comisionó a Jesús Marchamalo y Antonio Santos para que, uno con sus letras, otro con sus imágenes, ambos con su talento a espuertas, me alegraran esta fecha con un hermoso y delicado librico del que ya he dado buena cuenta.

44 páginas y 14 ilustraciones -incluyendo portada y colofón- firmadas por ambos de una edición limitada -mi ejemplar es el número 43- que conforman una breve pero completa biografía del poeta mayor del desasosiego.

Una joya.

Coda: el vate me ha enviado también su tarjeta de visita por si en algún momento tuviera la tentación, y aun la osadía, de concertar un encuentro.

¡Gracias, compadres!

2 comentarios:

  1. Enhorabuena.Son regalos solo para gente muy especial.Envidia sana...

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  2. Gracias, querida Africa. Sí, he tenido y tengo esa suerte de contar con amigos así. Besos.

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