A
pesar de la incredulidad de quienes sostienen con denuedo que con mi aspecto físico
eso es imposible y de que yo, a despecho de maledicencias, ya me sentía así en mi fuero interno desde hace mucho tiempo,
hoy puedo anunciar a los cuatro vientos y manifestar sin desdoro ni faltar un ápice a la verdad que me enorgullezco de ser un “liliputiense” de
pro, fetén, de pleno derecho.
El
señor de la Isla de San Borondón, José María Cumbreño, en su inmensa
benevolencia, me ha otorgado hace breves fechas el título de "Decimonoveno Duque
de Mildendo".
El
nombramiento oficial ha tomado cuerpo con este cuaderno titulado “Morerías” del
que en esta augusta jornada, días antes de ser puestos a pública disposición de los amantes de la letra impresa, han llegado a mis manos un generoso número de copias por si acaso me
complaciera compartir tamaña felicidad con familia, amigos y allegados de variado mérito y pelaje.
El transporte de los documentos, con grave riesgo para su integridad por los tortuosos caminos de la Ruta de la Plata, lo ha llevado a cabo el correo Carlos Jiménez, a quien también agradezco su disposición, buen hacer y premura en el encargo.
Eso
sí; dicho documento lleva implícitos un par de curiosos requisitos: el de ir a la ceremonia
de recepción de semejante honor en tranvía y bailar un tango.
(Menos mal que no es bailar un tango en un tranvía).
(Menos mal que no es bailar un tango en un tranvía).
Que las Musas guarden a vuesa merced.
Enhorabuena, compinche. Desde la ciudad de la cerámica, escancio una cerveza a tu salud y el de esas saludables Morerías.
ResponderEliminarUn abrazo gigantesco, con guiño cómplice.
Gracias, querido Antonio. Ya sabes que hay uno reservado para ti. Abrazos.
EliminarFelicidades, Elías. Ya lo tengo, Cumbreño mediante, y ya lo he leído. Enhorabuena, pues. Formas y perlas de ingenio. Feliz Navidad.
ResponderEliminarGracias, Miguel Ángel. Sí, Chema me dijo que ya os lo había dado a Basilio y a ti. Ojalá lo disfutes. Abrazos. Y feliz 2016.
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