No solo sin hacer daño, Elías, sino haciendo mucho bien: tal vez estemos aún vivos por ellos. En la hermosa secuencia, echo de menos al castaño, mi árbol tutelar, aunque lo veo, asomando sus barbas, entre los puntos suspensivos... Un abrazo.
Elías Moro (Madrid, "cosecha" del 59). Jugaba al baloncesto. Ahora quiere a sus mujeres (4) y a sus amigos, lee lo que le dejan, escribe como puede, baila salsa (aunque lo que le gusta de verdad es el tango). Algún enemigo tendrá también por ahí, no voy a decir que no. Estado actual: escéptico.
TESTIGOS DE CARGO
"Cuando escribes te manchas de ti mismo". Tomás Sánchez Santiago Foto de Guillermo Gallego
Sabia naturaleza.Nos hemos apartado de ella y así nos va...
ResponderEliminarAsí es, África. Y algún día nos lo hará pagar con creces. Un beso.
ResponderEliminarNo solo sin hacer daño, Elías, sino haciendo mucho bien: tal vez estemos aún vivos por ellos. En la hermosa secuencia, echo de menos al castaño, mi árbol tutelar, aunque lo veo, asomando sus barbas, entre los puntos suspensivos... Un abrazo.
ResponderEliminarEfectivamente, Alfredo, ahí, en los puntos suspensivos, está tu castaño. Y el olmo, la acacia, el roble, el álamo... Otro para ti.
ResponderEliminar