¿Recordáis
aquella coplilla de finales de los 60 que cantaba Perlita de Huelva titulada Cumpleaños y que empezaba diciendo “Hoy
cumple mi niña un añito maaaaás”? Pues cambiadle el género a la muchacha y ya
podemos dedicársela sin remordimiento alguno a mi, como dice otro amigo mío,
queridérrimo José Luis Melero.
Hace
un par de días, para ir abriendo boca de los fastos que a buen seguro habrá en
tan señalada fecha, nuestro amigo presentó en Los Portadores de Sueños de Zaragoza, dónde si no, su última obra,
“El tenedor de libros” (Xordica Ed.), tercera recopilación de los esplendorosos
artículos (sobre libros, sobre su pasión por el Real Zaragoza, sobre sus amigos
presentes y ausentes, sobre Aragón…) que publica semanalmente en el suplemento
“Artes&Letras” de Heraldo de Aragón.
Artículos
en los que derrocha generoso, para contento y solaz de los lectores, ilustración
sin cursilería, didactismo sin engolamiento, sencillez sin prepotencia, humor y
ternura a partes iguales. Tengo para mí que los jueves serán los días que más
se vende en Zaragoza el citado periódico:
¿-Qué
día es hoy, maño? preguntaran algunos despistados al colega más cercano.
-Jueves,
maño, responderá el aludido, el de la columna de Melero en el Heraldo.
A
tenor de lo visto en alguna fotografía, y de no ser por los libros que tapizan
las paredes, el llenazo total de anteayer en Los Portadores… haría pensar más bien en un concierto en algún
garito medio clandestino de los, pongo por caso, Rolling Stones, que en cenáculo
de letraheridos. Pero es que en la noble, leal y heroica ciudad sita orillas
del Ebro (todos los adjetivos antedichos con el “muy” por delante, por supuesto),
y para entendernos, Melero sería, pongo por caso también, el Mick Jagger de las
letras aragonesas (aunque mucho más guapo y más joven, dónde va a parar).
Tengo
atesorado en mi memoria el día y el momento en que lo conocí: la tarde del 20
de noviembre de 2009. Fue en mi primera visita a Zaragoza con la excusa y
motivo de la presentación de mi “Me acuerdo” en la librería Antígona. Mi también muy querido Fernando
Sanmartín tuvo el pálpito de llevarme a su casa para conocerlo a él y a su
biblioteca (más de 30.000 volúmenes nos contemplan) porque se barruntaba que
nos llevaríamos bien. Y sí, sospechaba bien, acertó de pleno: desde entonces mi
vida es más plena, más sabia, más feliz.
Y
digo más: dada mi debilidad por las cosas que llevan el paso del tiempo a
cuestas, todavía recuerdo la nutrida colección de antiguas cajas de lata de
propaganda que adornaba la mesa baja de su salón. Una hermosura.
Hoy,
como decía al principio, todos sus innumerables amigos tenemos el regalo de que
nuestro Pepe Melero cumpla un año más en plena forma.
Felicidades,
amigo. Que cumplas muchos más. Y que nosotros lo veamos. Y gracias por tu
hermosa amistad.
Coda:
tengo muchas fotos con amigos, pero las dos que ilustran esta entrada son de esas
que uno sabe especiales: la primera nos la hizo nuestro compinche JesúsMarchamalo (el Robin Hood del foro capitalino, que anda en busca y captura y con precio
puesto a su cabeza por el sheriff de Nottingham dada su “mortífera” habilidad
con el arco y la pluma, tanto monta) el día que Melero presentó en la Librería Alberti su “Escritores y
escrituras”. También me acuerdo de la fecha exacta: el 25 de enero de 2013, un
día bautizado desde entonces en los papeles como “La Aragonesiada” en honor a
todos los amigos que bajaron desde su tierra para acompañarlo en tan duro trance
en los madriles.
La
segunda, testimonio gráfico de esa “aragonesiada” antes citada, con el cuerpo
extraño incrustado de un “extremaño” residente en Mérida, no recuerdo quién la tomaría. Mis
disculpas.
De
izquierda a derecha: Mercedes Gallizo, David Trueba, los “portadores” Félix y
Eva, Melero, el menda lerenda, Aloma Rodríguez, Jonás Trueba, Ignacio Martínez de
Pisón, Chusé Raúl Usón, Eva Puyó e Ismael Grasa.
¡Casi
ná, oiga!
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