martes, 3 de septiembre de 2013

Dichos de Luder 17 (J.R. Ribeyro)



81 -¡Cómo puedes aguantarlo!- critican a Luder, porque visita a menudo en su buhardilla a un pintor viejo y paupérrimo.
-Es que me encanta su manera tan natural de invitarme a compartir su fracaso.

82 -Cuando Bonnard terminaba de pintar una tela- dice Luder-, cortaba en sus cuatro costados todo lo que sobraba; lo mismo deberían hacer los escritores con sus libros.
Así no leeríamos sino la página del medio.

83 Luder pasa rápidamente delante de un mendigo que le extiende plañideramente la diestra: - ¡Puerco! grita el pordiosero.
Luder se detiene y regresa sonriente con una moneda en la mano: -Sólo esperaba que me llamaras por mi nombre.

84 -Nada me impresiona más que los hombres que lloran- dice Luder-. Nuestra cobardía nos ha hecho considerar el llanto como cosa de mujercitas. Cuando sólo lloran los valientes: por ejemplo, los héroes de Homero.

85 -Le falta una generación para ser realmente distinguida- dice Luder de una amiga de origen modesto que se ha pulido y encumbrado-. Si la observas bien, te das cuenta que debe estar extremadamente atenta pues, al menor descuido, le asoma el rabo de la vulgaridad.

Imagen: La siesta - 1900 (Pierre Bonnard)


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