Tengo
fama de cruel.
Y
no me disgusta, no creáis, que mis buenos sudores me ha costado el
granjeármela.
Por
ahí dicen que algunos, cuando me ven aparecer y presienten lo inevitable se
suicidan para evitarse el tormento.
Bueno,
menos trabajo para mí.
Pero
hombre, hasta ese punto… no sé yo.
Al
final, si esto se generaliza, voy a acabar aburriéndome de lo lindo.
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