Afochilindrinas
Solo me
recreo en las palabras, una de las pocas maneras de reconstruir un mundo a la
deriva.
La fragmentación del mundo se reconstruye en la mirada poética.
La fragmentación del mundo se reconstruye en la mirada poética.
Cuando el mundo mira, la mirada construye y reconstruye.
Sueño que respiro, y respirando ronco; ansío la esperanza y se trueca en ilusión. Solo deseo el respirar de un sueño.
Cuando soñé respirar, respiraba soñando («y soniando tu chugas / con un luzero / implendo d'alegria / lo firmamento»).
¿Cuánto estúpido leyendo los posos del café? Así la vida: miradas al pasado que desprecian el mañana.
Las siluetas se desdibujan en el lienzo de la noche.
La noche ya clarea. Tiempo de silencio: silencio del tiempo.
He recorrido todos los rincones por los que intuía tu presencia y solo atravesé sombras de tu ausencia.
Cuando la noche se quiebra, tiemblan los corazones, ahítos de misterio.
Pienso en las mentiras de la memoria y se me confunde la historia.
En cuatro por cuatro, se expone la armonía; se arrumba el misterio; se descubre la miseria; se deslumbra la coherencia.
Una vez, en un día sin tiempo, la verdad se escondió en la noche y la noche delató su infortunio. No fue nada: la vida volvió a su constante gañido.
La primavera, de noche, es oscura, negra como la culpa de un católico arrepentido.
Cuando la noche llora, el día se retarda. Los bisiestos se resienten.
Imagen: Javier Fernández de Molina
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