Insospechado producto de un
bastonazo a destiempo en una controversia de café (¡ah, la irreductible bohemia fin de siècle y sus enconadas trifulcas!), ese brazo ausente
en esa manga como extenuada de la chaqueta de Valle-Inclán cobija y destila en su vaporoso vacío muchísimo más talento
que la compleja y pomposa guardarropía de etiqueta de muchos de sus ascendientes, coetáneos y
sucesores.
Hace 4 años
Leer a Valle es volver a repasar el idioma. Después de leer las pequeñas obras del Retablo de la avaricia, la lujuria y la muerte, me he quedado maravillado. Destaca sobre todo, la riqueza del vocabulario; palabras que ya no utilizamos y por tanto no conocemos. En fin, una aventura deliciosa.
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