Para mi compadre poeta y tanguero Juan Carlos Pajares
Busco una
viuda vacante,
sin
importarme su estado,
con un
pisito amueblado
y en el
banco, mucha guita,
y que pase
la cuentita
a nombre de
un servidor;
por ahí, con
el nuevo amor,
entra a
jugar a la guerra
y se planta
bajo tierra
con el
marido anterior.
Yo soy un
hombre morocho,
con unos
ojos verdosos,
cabello
enredao, buen mozo,
recién tengo
treinta y siete;
pa´ el amor,
inteligente,
también para
la mujer,
porque en
cosas del querer
yo sé
ofrecer la ternura
y entregarme
con dulzura
para
rendirme a sus pies.
Tengo salud
para rato,
duermo diez
horas por día,
un bañito de
agua fría
y desayuno
completo;
a las doce,
buen almuerzo,
y después a
descansar
porque eso
de trabajar
con el
estómago lleno
me batieron
que no es bueno
y hasta me
puedo enfermar.
Si alguien
está interesada
y quiere
formar el nido,
yo le brindo
el apellido
en una forma
galante;
contestar,
Poste Restante,
casilla
cuarenta y dos,
a nombre de
un soñador,
para casarse
al instante
con una
viuda vacante
que esté
huérfana de amor.
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