Rapsoda. Individuo
versado en la declamación sincopada de textos propios y ajenos (con una acusada
querencia por églogas, romances, décimas y sonetos), como hecho a propósito
para espetarle el viejo chascarrillo: “Vate, vete”.
Normalmente
perpetra la fechoría sin el permiso previo y explícito de los legítimos
autores, lo que suele acarrearle multitud de denuncias por plagio y/o
apropiación indebida, cuando no algún guantazo propinado por quien se toma la
justicia por su mano a la vista del expolio y tropelía.
Soportar con templanza, sin propósitos homicidas,
un recital de estos nocivos elementos, debería figurar como saldo positivo en nuestro
balance particular con la vida.
A mí me da que ya no hay tantos como antaño, pero los que son siguen haciéndose notar. Nunca he entendido muy bien ese afán por lo dramático a la hora de leer un poema.
ResponderEliminarUna vez más, bien visto.
Un abrazo.