Para Javier Sánchez Menéndez, "ramoniano" de pro, ahora convaleciente.
Este 2014, tan pródigo en aniversarios varios (Julio Cortázar, Nicanor Parra, Octavio Paz, Bioy Casares, el inicio de la Gran Guerra...), también se cumplen 100 años de la primera edición de "Platero y yo", un libro fundamental en la trayectoria literaria de Juan Ramón Jiménez y de varias generaciones de lectores.
A modo de homenaje, copio aquí uno de sus capítulos, concretamente el XXIX:
El perro sarnoso
Venía, a veces flaco y anhelante, a la casa del huerto. El pobre andaba siempre huído, acostumbrado a los gritos y a las pedreas. Los mismos perros le enseñaban los colmillos. Y se iba otra vez, en el sol del mediodía, lento y triste, monte abajo.
Aquella tarde, llegó detrás de Diana. Cuando yo salía, el guarda, que en un arranque de mal corazón había sacado la escopeta, disparó contra él. No tuve tiempo de evitarlo. El pobre perro, con el tiro en las entrañas, giró vertiginosamente un momento, en un redondo aullido agudo, y cayó muerto bajo una acacia.
Platero miraba al perro fijamente, erguida la cabeza. Diana, temerosa, andaba escondiéndose de uno en otro. El guarda, arrepentido quizá, daba largas razones no sabía a quién, indignándose, quriendo -sin poder- acallar su remordimiento. Un velo parecía enlutecer el sol; un velo grande, como el velo pequeñito que nubló el ojo sano del perro asesinado. Abatidos por el viento del mar, los eucaliptos lloraban más reciamente que el hondo silencio aplastante que la siesta tendía por el camino de oro, sobre el perro muerto.
Imágenes:
1. Portada de la primera edición.
2. Portada de la edición que manejo, de 1947, ejemplar raído en sus bordes, prácticamente deshojado, rescatado de un baratillo mísero donde languidecía casi sin esperanza.
No hay comentarios:
Publicar un comentario