El
último sobre que llegó a mi casa en el 2013 traía remite de Talavera de la Reina
y contenía un delicioso librito -Nuevos
cocinetos- “cocinado” a fuego lento, entre verbo y penumbra, por alguien a
quien conocí gracias a esta ventana virtual. Desde hace unos cuantos años
Antonio del Camino, su autor, me ha acompañado con frecuencia con sus
fragmentos de inventario, con sus poemas y recetas. Y desde que nos conocimos
personalmente, con su amistad sin fisuras. Ha sido -es- también el lector y
comentarista más fiel y constante de estas tabas que uno lanza al aire con la ilusión de que
caigan cara. Y espero que lo siga siendo, todo sea dicho, que lo cortés no
quita lo pizarro.
Hoy,
al abrir el blog y mirar las recientes entradas de mis favoritos, me encuentro
con la desazón de leer en el suyo que lo deja, que la penumbra puede con el verbo,
si se me permite expresarlo así. Fiel a su estilo, Antonio se despide de sus
lectores con unos tercetos encadenados también de mucho sabor que finalizan en una
puerta -Y hay veces que la sombra es la que alumbra- abierta
a la esperanza de una vuelta.
Respeto
su decisión, claro, pero voy a echar mucho de menos mi cita casi diaria con sus
apuntes y poemas, con sus recetas en verso, con su cercanía virtual. La otra,
la que hemos ido construyendo en esporádicos encuentros personales, envíos de libros,
conversaciones telefónicas, seguirá como siempre.
Y
decía “delicioso” en el primer párrafo de esta nota, aparte de en su acepción gastronómica,
por el mimo y cariño con que este pequeño y sabroso volumen, totalmente
artesanal, está hecho. Confeccionado, impreso y encuadernado por sus manos en
una, sí, deliciosa, edición numerada para felicitar el año a sus amigos.
Un
volumen para chuparse los dedos, cada una de sus páginas de toma pan y moja.
Y
hablando de sabor, ved si no una de las recetas de estos cocinetos*.
Son
mi debilidad las alcachofas.
Por
eso os dejo, con sabor a mar,un guiso con canela y calamar
para el que necesito cuatro estrofas:
desnuda
la alcachofa de vestidos
que
endurezcan su piel, se la chorreacon lluvia de limón y se trocea.
Se reserva junto a los elegidos
calamares.
Cortamos en juliana
cebolla
en cantidad… y a la sartén.Y cuando la cebolla ya está bien
dorada, se incorpora la huertana
verdura,
el calamar, un blanco vino
y
un palo de canela. A fuego lento,se cuece hasta que quede el alimento
tierno, jugoso, confortante y fino.
El
día menos pensado me preparo una cumplida cazuela según sus instrucciones y me la meto de
una sentada entre pecho y espalda a su salud.
* Un “cocineto” es
una receta de cocina escrita en forma de soneto, con o sin estrambote. Con o
sin postre, como si dijéramos.
Gracias, Elías, por tan entrañable y afectuosa entrada. Seguro que esas alcachofas salen estupendas. Seguimos en contacto.
ResponderEliminarUn fuerte abrazo.