Si
hace apenas diez días nos dejaba el argentino Juan Gelman (1930-2014), ayer lo
hizo el mexicano José Emilio Pacheco. Por cierto, ambos vecinos en el mismo
barrio del Distrito Federal.
Como
tantos y tantos autores, José Emilio Pacheco (1939-2014) llegó a mí de la mano
de mi añorado maestro Ángel Campos Pámpano. Un día apareció con un volumen del
mexicano, Tarde o temprano,
recopilación de su poesía hasta aquel momento. Un volumen de tapa dura
publicado por el Fondo de Cultura
Económica que compró en Madrid para mí.
Ese
libro ocupa un lugar preferente en mi biblioteca desde entonces; a ese libro
acudo con frecuencia buscando sabiduría poética, versos plenos de lirismo y
compromiso serio con la palabra.
Recuerdo
el primer poema suyo que Ángel me recomendó que leyera: Alta traición.
Hoy,
en su recuerdo, dejo aquí otro que también me gusta mucho:
Contraelegía
Y mi obsesión se llama lo perdido.
Mi punzante estribillo es nunca más.
Y sin embargo amo este cambio perpetuo
este variar segundo tras segundo
porque sin él lo que llamamos vida
sería de piedra.
Otra gran pérdida, Elías. El mejor homenaje, volver a su palabra, tal como haces.
ResponderEliminarUn fuerte abrazo.
Desde aquí aprovecho enviar nuestro pésame a su esposa la gran periodista Cristina Pacheco por tan sensible pérdida.
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