Vello. Pelusilla
superflua de apariencia engañosamente débil que las señoras odian y extraen con
saña de su cuerpo entre lágrimas de dolor con la ilusoria esperanza de no tener
que repetir la ingrata maniobra estética en un plazo demasiado breve.
Particularmente insidioso es el que arraiga y crece
con tesón inquebrantable -como cizaña en trigal, como musgo en umbría, como
percebe en rompiente- en la concavidad donde se unen la parte interior de los
brazos con el costillar (axila o sobaco), y en los aledaños
de los labios femeninos (bucales, mayores y menores).
Hace 4 años
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