Están tan obsesionadas por no engordar, que muchas
de esas chicas -planas, asexuadas, sin una mala curva en condiciones que
echarse a los ojos, expresiones veladas de desconsuelo…- con las que nos
cruzamos a diario por la calle, podrían cambiarse perfectamente por los
maniquíes de los escaparates y no nos daríamos ni cuenta.
Hace 4 años
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