Me
gusta el verbo remolonear, el adjetivo remolón, ese hacerse el sordo ante lo
que no nos interesa tirándole los tejos sin recato alguno a la pereza.
Si me pagaran por ello,
no me importaría dedicarle mi tiempo por completo.
En la imagen, remoloneando, tres tíos grandes, grandes de verdad: de izquierda a derecha, Luis Felipe Comendador, Antonio Gómez García y Marino González Montero.
Casi ná.
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