Mediados de febrero aún, y en este invierno que no lo parece ya andan los pajarillos (vertiginosos acróbratas, creo que son verderones esos de los que observo sus piruetas inverosímiles y oigo sus cantos de cortejo entre los árboles) jugándose el tipo, la pluma y el pico como si dijéramos, en la ardua cuestión de encontrar pareja, tener descendencia y asegurar con ello la perpetuación de la especie.
Las pajarillas los miran hacer como diciéndose unas a otras, "míralos, ya están otra vez con la tontuna".
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