martes, 24 de junio de 2014

79 años sin Gardel



El 24 de junio de 1935, a la hora del despegue, un avión Ford F-31 se estrelló en la pista del aeropuerto de Medellín. Entre los pasajeros fallecidos, de los que sólo sobrevivieron tres, se encontraba Carlos Gardel, “El Zorzal Criollo”, “El Morocho del Abasto”, el cantor que elevó la interpretación del tango a la categoría de arte.

Junto a él fallecieron también Alfredo Le Pera, letrista de muchos de sus éxitos, y algunos de los músicos que le acompañaban en la gira que estaba realizando.

En la cumbre de la fama, su temprana y trágica muerte lo elevó a la categoría de mito.

Hoy se cumplen 79 años de aquel terrible accidente que privó al mundo de su presencia. Pero no de su voz, que en todo este tiempo ha ido creciendo y creciendo a cotas pocas veces alcanzadas en el tango porteño.

Ángel Vargas, otra de las voces legendarias del tango, le cantó esta preciosa milonga echándole de menos.



Milonga para Gardel
Letra: Horacio Sanguinetti

En esta sentida frase nacida del corazón,
con tu permiso, Carlitos,
voy a cantar mi emoción (recitado).


Me hubiera gustado verte
Carlitos Gardel añoso (bis),
con el cabello canoso
pero tenerte, tenerte.

Me hubiera gustado verte
y hablarte como a Razzano,
por esta calle Corrientes,
Corrientes y Talcahuano.

Me hubiera gustado verte
y oí­r un tango en tu voz (bis),
y también tener la suerte
de que me digas adiós.

Me hubiera gustado verte
con tu canción hecha piel
para quererte, quererte,
hermano Carlos Gardel.

Me hubiera gustado verte
junto a tu vieja querida (bis),
que sola dejó la vida,
que sola se fue a la muerte.

Me hubiera gustado verte
Carlitos Gardel añoso,
con el cabello canoso
pero tenerte, tenerte (bis).

Esta tarde, en la practilonga de La Maleva en Badajoz, le pediré a Diego que la ponga en su memoria.

2 comentarios:

  1. Mi padre cantaba tangos de Gardel con mucha afinidad y buena voz (cantó muy bien mi padre). Y yo, a través de aquellas interpretaciones suyas que oía en mi infancia (si acaso, también, en la radio, que no había todavía casetes ni tocadiscos en la casa) me aficioné a esa cadencia particular del tango y, más tarde, a la poesía de muchas de sus letras. Hoy, con tu homenaje al maestro, me traes también un poco a mi padre, a quien oigo cantar: Volver... con la frente marchita, las nieves del tiempo platearon mi sien...

    Un abrazo.

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  2. Pues no sabes cuánto me alegro, Antonio, de haberte removido ese recuerdo.
    "Volver... con el alma aferrada a un dulce recuerdo que lloro otra vez".
    Abrazos.

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