viernes, 20 de diciembre de 2013

Tiza


A ese polvillo de tiza caído a los pies de la pizarra, acumulado en el borrador de fieltro o en las yemas de los dedos, es adonde van a parar las faltas de ortografía, las fórmulas fallidas, los nombres equivocados, las mentiras de la historia, las esperanzas del estudiante -cabe decir del hombre en su conjunto-, de salir indemne de la prueba.

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