Soledad
Ver a un hombre hablando y bebiendo solo en la barra de un bar, entrando ya en esa neblina pastosa de la ebriedad más triste, no resulta -en lo que puede tener de espejo de nosotros mismos en un momento dado- muy alentador.
Pero si la escena la protagoniza una mujer, el espectáculo se torna, al menos para mí, en especialmente penoso.
Una vez más, totalmente de acuerdo.
ResponderEliminarUn fuerte abrazo,
En el caso de él puede que sean lamentos. El de ella seguramente sea el reflejo de quien ya no tiene nada más que perder.
ResponderEliminarUn abrazo grande, de los tuyos