Decían de él en aquel artículo del suplemento cultural
de su ciudad que era un poeta “bien dotado”. Así, sin más.
El periodista, que advirtió el filón en pleno mes de
un agosto sin apenas noticias de interés que echarse a la libreta, preguntaba a
toda mujer que se encontraba por la calle, micrófono en mano:
-Bien dotado, ¿para qué?
-Para la poesía, no te digo -contestaban ellas con
la risa floja.
No hay comentarios:
Publicar un comentario