martes, 21 de marzo de 2017

Telégrafo



Por la mañana posadero del mirlo, de la paloma. 
A la tarde, oteando despojos, una urraca, un cuervo, una corneja desgranan su áspera salmodia desde allí. 
Por la noche, sólida atalaya del autillo y la lechuza, rígido mirador del búho.

Son las aves quienes alivian a todas horas la ya casi inútil soledad del poste del telégrafo.

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