Háganse el agua y la sed, el contento y la pena; háganse
el mirlo y la calandria, la encina y el abedul; háganse el terremoto y la
calima, la cordillera y el valle; háganse el hielo y la lumbre, la luz y la
oscuridad...
Y cuando ya esté todo, cuando ya no falte nada, háganse tu
cuerpo y tu nombre para darle sentido a las cosas.
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